“Los diseñadores nos han permitido ver más tendencia, más innovación, más juego, más experimentación, y eso se ve en la pasarela”, señaló a Efe la coordinadora de la muestra, Kika Tarelli, quien destacó la explosión de color y las estampas floreadas entre las tendencias que se pudieron ver durante la semana.
Entre las marcas protagonistas del cierre de la Bafweek estuvo Dam, dirigida por la argentina Carola Besasso, que presentó su colección Soñar despierta, en la que al color y la comodidad se unió el espíritu rebelde, como el que protagonizó la propia diseñadora, saliendo a bailar al final de su desfile.
Antes de Dam, diseñadores jóvenes tuvieron su oportunidad en el desfile del Semillero UBA, organizado por la Universidad de Buenos Aires, mientras que el cierre correspondió a la marca Ona Sáez, que regresaba a la semana de la moda porteña con una colección titulada Sueño Latino.
La mezcla de diseñadores jóvenes y marcas comerciales consagradas prácticamente a partes iguales fue una de las señas de identidad de esta Bafweek, un reflejo de las dos caras de la moda argentina: innovación en pequeñas firmas y diseñadores de autor junto a marcas reconocidas.
El diseño local se mueve entre las grandes tendencias globales de indumentaria y los diseñadores que, con una propuesta diferenciada, venden incluso en Europa o Asia, según el investigador Laureano Mon.
Para este experto del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) argentino, las pequeñas empresas y los diseñadores innovadores, que en muchos casos carecen de la formación necesaria para dar un impulso comercial a su creatividad, suponen la principal ventana internacional de la moda argentina.
“El diseño de autor es de un tamaño muy pequeño, pero el diseño argentino solo se integra en el mundo gracias a estas pequeñas empresas”, explicó Mon, quien no obstante reconoció que las grandes marcas son responsables de que el sector textil, con 500 mil empleos, sea el de más crecimiento en Argentina en los últimos años junto al automovilístico.
Frente a la prevalencia de diseñadores porteños, el INTI ha auspiciado dentro de esta edición de la Bafweek el Mapa de diseño, una pasarela donde se presentaron diseñadores del interior del país para aprovechar el impacto de la convocatoria para estas empresas antes desconocidas en la capital.
“Las empresas que vienen pueden registrar después del desfile un incremento de ventas del 100 al 500 por ciento, por lo que uno de los criterios es que tengan capacidad de respuesta productiva” , explicó Mon, que también participó de los seminarios para diseñadores y empresarios que se produjeron en la semana de la moda.
Estos seminarios han reflexionado acerca de la comercialización, producción y comunicación del diseño, apuntó a Efe Sofía Marré, del Centro Metropolitano de Diseño de Buenos Aires.
“Es importante no solo tener presencia en desfiles, sino también contar con seminarios, nuevos diseñadores y dar oportunidad a los que no pueden hacerse ver por sus propios medios”, coincidió la coordinadora de la Bafweek.