Firmas de moda de la talla de Barbour, Paul Smith, Tom Ford y Burberry ponen fin hoy a un ciclo de moda marcado por las tendencias femeninas.
La estética rompedora del diseñador irlandés JW Anderson, de 30 años, que cruza los límites del género y lleva la esencia femenina a las prendas masculinas, protagonizó uno de los desfiles estrella de esta cita de moda para hombres.
Anderson llevó a la pasarela londinense pantalones cortados por encima del tobillo, para llevar con zapatos de plataforma y tacón, sin calcetines, conjuntados con camisas sin mangas y con escote, caftanes asimétricos, chaquetas de manga larga, abrigos plisados y bolsos rígidos diseñados especialmente para hombres.
Para los más tradicionales, el irlandés presentó también una línea de prendas de punto y cachemira, en la que reinaban los colores claros, blanco y beige, el rojo y el azul eléctrico.
La marca londinense Alexander McQueen deslumbró en la pasarela con destellos dorados en una colección completamente negra y gris, formada por faldas escocesas sobre pantalones y jerséis anchos que parecían tejidos a mano.
El invierno también desfiló de la mano del diseñador Christopher Raeburn, quien sumergió al público en un ambiente gélido con una banda sonora que evocaba el Ártico e incluía aullidos de perros de trineo.
Por otro lado, el diseñador escocés Christopher Kane, icono de moda femenina y una de las firmas estrella de la semana de la moda de Londres, sorprendió con camisetas y sudaderas brillantes, decoradas con formas científicas como la secuencia del ADN, trajes, ropa de abrigo y tejidos de punto.