Qué bueno es mi país

El arte no juzga, solo presenta

Dejar Guatemala siempre es un momento de plena nostalgia entre la constante batalla que muchas veces se convierte en esa especie de pareja que nunca dejaste de amar, no importa si estuviste con alguien más. No importa si es Buenos Aires, Ciudad de México, Barcelona, la misma Habana. No sé.

El cineasta guatemalteco Kenneth Müller, radica actualmente en México y es ganador del premio Netflix con la película 12 segundos. (Foto Prensa Libre: Cortesía Sayda Rodríguez)

El cineasta guatemalteco Kenneth Müller, radica actualmente en México y es ganador del premio Netflix con la película 12 segundos. (Foto Prensa Libre: Cortesía Sayda Rodríguez)

Guatemala es un lugar al que  hay que prestarle atención cada vez que lo dejas, muchas veces antes de subirte al avión,  porque conforme  pasa el tiempo es indudable que cada vez cambia más rápido. Cada vez que me despido y al regresar, son dos lugares distintos.

Los artistas cada vez sorprenden más, las personas en general no son las mismas, aquellas que  dejaban que la vida pasara frente a ellos,  son más vivenciales y se atreven a decir, a realizar. El guatemalteco de hoy es más arriesgado, es más cosmopolita conforme pasa el tiempo.

Es evidente que en estos últimos diez años Guatemala se parece más a este ser viajero, ciudadano del mundo y es por eso que he dejado de verlo desde fuera y al observarme hacia dentro observo a mi país.

Aunque nos toque vivir lejos,  nuestra manera de estar cerca es creando, expresándonos, sacando todo aquello que vivimos y trasladarlo al hoy.

Es claro que aunque pasen los años, aunque sigamos conociendo nuevos destinos, la raíz es algo que nos marca de por vida.

Nuestros amigos, nuestros vecinos, son cosas que nos afectan más en la juventud que cuando evolucionas por la edad, por el tiempo.  Son personajes que se quedan grabados en la memoria y que necesitan salir dejando de ser pensamientos o ideas que solo habitaban en nuestros recuerdos.

Como guatemalteco no me queda más que ser honesto con lo que expongo. De un tiempo atrás busco más que la crudeza, enfocar mi emoción a cambiar vidas, a pegarle una pequeña cachetada a la audiencia para que despierte, no de su realidad, sino para que despierte.

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