“El ajo negro es muy versátil, como el ajo en sí mismo. Tiene un sabor ahumado, ácido, un pelín afrutado que aporta muchos picos de sabor a los platos, también en los postres“, afirma el chef español Martín Berasategui.
“Lo puedes meter en una ensalada, en un canapé o incluso en el gin-tonic”, sugiere.
Un producto que conserva sus propiedades un máximo de 18 meses en un lugar fresco y seco y que “puede utilizarse como snack o como condimento, igual que el ajo tradicional”, añade.
Otros chefs optan por su propia cosecha, como Rodrigo de la Calle, que lo elabora directamente en su cocina del VillaMagna, En España. “Le he dado un segundo uso a los armarios del room service. Los dejo a 60 grados y cada día voy tomando el que lleva más tiempo”, explica.
Sin duda el ajo negro se incorporará cada vez más en las cocinas del mundo y aportará sus grandes bondades.