Salud y Familia

Amígdalas en problemas

Las amígdalas son masas de tejido ubicadas a ambos lados de la garganta que retienen las bacterias y los virus nocivos que entran por esa vía. Cuando estas se infectan, surge la amigdalitis cuyos síntomas se manifiestan con enrojecimiento, inflamación, o bien, se cubren con una secreción blanca o amarilla.

Otros síntomas de amigdalitis pueden incluir dolor de garganta, molestias al tragar, fiebre, voz ronca y ganglios linfáticos del cuello inflamados.

Existen dos tipos de amigdalitis: las infecciosas y la hipertrofia del tejido amigdalar de causa no infecciosa, explica Javier Cervera Escario, presidente de la Comisión de Otorrinolaringología Pediátrica de la Sociedad Española de Otorrinolaringología.

La primera puede ser causada por virus respiratorios o por bacterias. De estas últimas, las más habituales son los estreptococos beta hemolíticos del grupo A, que ocasionan fiebre, dolor y placas —capas blanquecinas que cubren toda la amígdala—. A veces también hay aumento del tamaño de los ganglios ubicados bajo el maxilar inferior. En cuanto a la amigdalitis vírica hay dos tipos: están los habituales virus respiratorios, cuyo único síntoma es dolor de garganta, a veces acompañado de fiebre. También está la de origen vírico, que se denomina mononucleosis infecciosa. Esta se presenta con unas placas blanquecinas muy grandes, gran hipertrofia de las amígdalas, mucho dolor, fiebre elevada y grandes adenopatías en el cuello. A esta también se le conoce como enfermedad del beso, por su mayor incidencia entre los adolescentes. Esta afección está causada por el virus Epstein-Barr y se contagia de persona a persona principalmente a través de la saliva.

También existe otra amigdalitis que no es infecciosa y que se debe al aumento del tamaño de las amígdalas. “Se trata de procesos en los que aumenta el tejido amigdalar y adenoideo. No hay fiebre ni dolor, únicamente ocasionan obstrucción respiratoria con ronquido, fundamentalmente por la noche”, precisa Cervera.

Si las amígdalas son muy grandes, puede ocasionar una parada respiratoria transitoria de varios segundos de duración, que se denomina síndrome de apnea del sueño. Para tratarla hay que valorar su gravedad ya que en ocasiones es necesario practicar una operación para extirpar las amígdalas y las adenoides si no se produce mejoría con los antiinflamatorios.

tratamiento

La amigdalitis infecciosa causada por estreptococos se trata con antibióticos, fundamentalmente penicilina o derivados, y fármacos para bajar la fiebre y combatir el dolor. Para la de origen viral se prescriben en analgésicos y antipiréticos.

Las vacunas bacterianas también pueden ayudar a prevenir, aunque no siempre resultan eficaces a largo plazo. “Si hay muchos episodios infecciosos y el paciente no responde al tratamiento médico, habría que valorar la indicación quirúrgica para extirpar las amígdalas”, sostiene Cervera.

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