La mayoría de quemaduras infantiles, en realidad, se origina por líquidos calientes, y representa el 70 por ciento de la incidencia, en niños de 0 a 4 años. En los preparativos de las celebraciones navideñas se cocinan bebidas calientes como el ponche y chocolate y platillos tradicionales, como los tamales, lo que se convierte en factor de riesgo —a causa de descuidos— para los niños, que acompañan a la madre en la cocina, el lugar más peligroso del hogar.
¡Cuidado!
“Ya no me duele”, dice Stephanie, de 2 años, con la más cristalina inocencia, mientras espera su turno para que la atiendan. Ella se tropezó con una olla grande que contenía maíz caliente. Se quemó los brazos hasta el codo cuando intentaba salir del recipiente. Tuvo suerte de que no se haya herido la cara.
La segunda causa de quemaduras —16 por ciento— se debe al contacto directo con fuego, por ejemplo, al quemar basura o jugar con fósforos. “En los dos últimos años han aumentado los casos de bebés quemados a raíz de que la candela que colocan los padres cerca de la cuna cae dentro de esta”, explica Santizo.
Las quemaduras por electrocución ocupan el tercer lugar —7 por ciento—. Los más afectados son niños de 8 a 14 años, quienes tocan los cables de alto voltaje en las terrazas de sus casas o cuando vuelan barriletes.
Según estadísticas, uno de cada cuatro de los infantes lesionados son considerados graves. De ahí la importancia de que los padres tengan medidas precautorias para evitar estos incidentes.
Curación
El tratamiento que se debe seguir y el tiempo que este dure depende de la gravedad, condiciones y extensión de las heridas —de primer, segundo (superficial y profunda) y tercer grados—. Lo fundamental es reponer la cobertura cutánea perdida y evitar infecciones. La terapia es integral, ya que intervienen nutricionistas, infectólogos, fisioterapistas y psicólogos.
El Comité Prociegos y Sordos recuerda que la quema de juegos pirotécnicos también puede causar lesiones irreversibles a ojos y oídos.
Donaciones
Santizo explicó que la unidad que dirige depende en gran parte de los donativos recaudados por la Fundación de Niños Quemados, apoyada por el Club Rotario y el Patronato del Hospital Roosevelt. Para colaborar, comunicarse al 2339-4048 o 2471-7872.