Salud y Familia

¿Cómo apoyar a niños con dificultades emocionales y académicas?

Una paternidad responsable, madura y comprometida es capaz de desarrollar las aptitudes físicas, intelectuales, psíquicas, afectivas y morales de los niños. Esto a su vez les permitirá integrarse bien al medio social en el que viven y les facilitará el logro de una adecuada autoestima, determinación y autonomía.

Una dificultad emocional suele manifestarse de diferentes formas, entre ellas una actitud de descontento o depresión. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Una dificultad emocional suele manifestarse de diferentes formas, entre ellas una actitud de descontento o depresión. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Todos los padres comprenden la importancia de la prevención cuando se trata de temas de salud y seguridad física de sus hijos. Ponen barandas en las gradas de la casa, artefactos en los tomacorrientes, enseñan a sus hijos a lavarse los dientes y a usar cascos al montar bicicletas, entre muchas otras. De esta forma intentan garantizar la seguridad de sus hijos, pero se ocupan de los problemas emocionales hasta cuando aparecen algunos signos como depresión, trastornos alimenticios, bajo rendimiento escolar, timidez, problemas de conducta y otros. La realidad es que son tan vulnerables a los peligros físicos como a los emocionales.

 

Los niños con dificultades emocionales y académicas necesitan de sus padres con más presencia. Los conocimientos, ideas, palabras, dedicación y amor han de orientar, conducir y guiarlos en todo momento. Los estudios demuestran que los padres poseen una conexión psicológica con sus hijos tan fuerte que no se puede comparar ni si quiera con la relación que los profesionales más experimentados establecen con los niños.

Más de un tercio de los niños afectados por el divorcio padecerán consecuencias a largo plazo por la quiebra de su familia. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

 

El filósofo inglés Bertrand Russell plantea dos principios básicos para apoyar a los niños con problemas emocionales y académicos, estos son el afecto y el conocimiento.

Primer principio: el afecto – amor

Es el cariño o inclinación que una persona tiene hacia otra. Siempre implicará la interacción entre dos o más organismos, es algo que se le da a otro. Se le da afecto a un niño y se recibe afecto. Esto lo diferencia de la emoción, la cual se produce adentro del organismo. El afecto fluye y se traslada de una persona a otra.

El afecto siempre se acompaña de una cuota de esfuerzo porque siempre que se quiere demostrar a otra persona requerirá de alguna actividad que lo manifieste. Por ejemplo, hablar con el niño que no cumple con hacer sus tareas siempre requerirá de algún esfuerzo, de alguna modificación del horario del padre de familia o del educador.

Comprender al otro es dar afecto, entender sus problemas, tomar el tiempo de aconsejarlo, requerirá esfuerzo, pero es una forma de demostrarle cuánto se le ama.

El afecto es fundamental y esencial para cualquier ser humano, especialmente durante la infancia o mientras dura alguna enfermedad. El afecto es determinante en la vida, tanto en el entorno familiar como escolar.

Aquella persona que no lo reciba o que en la mayor parte de su vida no lo ha recibido, es muy probable que se muestre apática y menos cariñosa que otra que sí. El afecto requiere una actitud empática, positiva y de aceptación.

Muchos estudios demuestran que los niños tienen menos dificultades emocionales cuando se crían en un hogar en el que los padres hacen valer su autoridad, sin ser severos. (Foto Prensa Libre: freepik.es).

Segundo principio: la ciencia

Esto implica usar las estrategias, herramientas y los especialistas necesarios para entender y atender las necesidades de los niños con problemas emocionales y académicos.

Las dificultades emocionales y de conducta en los escolares son un serio problema para la educación y la salud mental de los estudiantes, así como para los padres cuyos hijos no logran un rendimiento escolar acorde con sus esfuerzos y expectativas.

Gran parte de estos niños poseen leves alteraciones en su desarrollo cognitivo, psicomotor o emocional, sin que sean asignados a categorías diagnósticas específicas, esto disminuye sus oportunidades, pues no son atendidos por especialistas que les podrían ayudar en su correcto desarrollo.

Las teorías de la regulación de los afectos y la investigación de las emociones se han desarrollado de manera acelerada. Gracias a eso, se han obtenido importantes conclusiones como las siguientes:

  1. Los procesos emocionales están involucrados en la dirección de los procesos cognitivos: la atención, los actos perceptivos, el aprendizaje y la memoria.
  2. El desarrollo emocional es funcionalmente inseparable de los patrones de psicosociales en todas las edades.
  3. La personalidad y la identidad personal son fundamentalmente de naturaleza emocional.

 

El psicólogo y psicopedagogo son profesionales que pueden apoyar a los padres de familia a identificar la dificultad que se presenta y a buscar la mejor forma para solucionarla. (Foto Prensa Libre: freepik.es).

 

Existen algunas estrategias generales para atender a los niños que presentan dificultades emocionales y de aprendizaje, entre ellas están:

Identificar el problema

Realice una tabla en la que liste el comportamiento de cada niño, la frecuencia y qué lo dispara y perturba en una escala del 1 al 10. Sea específico y para cada problema escriba por lo menos una estrategia para eliminar o cambiar el comportamiento.

 

Identifique los problemas en su ambiente

Analice si las personas que conviven con cada niño son muy severas, si su dinámica es activa o realiza poca actividad, si tiene supervisión y si trabaja de manera solitaria. Al observar la manera en que se educa y el ambiente de la casa, se eliminarán algunos comportamientos poco deseables.

 

Modele la conducta saludable

Indique los comportamientos que usted desea que el niño siga, como no hablar cuando alguien más lo haga, guardar sus juguetes o sus útiles luego de usarlos. Utilice voz tranquila, sin ser demasiado crítico.

Los niños presentan más dificultades emocionales antes de los doce años y las señoritas, durante la adolescencia. (Foto Prensa Libre: freepik.es).

Haga alianzas para tareas difíciles

Si nota que a su hijo le cuesta aprender algo o tiene poca habilidad, intente que trabaje con alguien más, puede ser un compañero de estudios, hermano mayor o tal vez un asistente o instructor. Indíquele al hermano mayor o compañero que será un modelo, de esta forma lo motivará a que sea más comprensivo al momento de desarrollar su papel.

 

Cuente sus retroalimentaciones

Haga un registro de las retroalimentaciones positivas y negativas que les hace a sus hijos. Es probable que muchas sean negativas, por ello busque áreas o habilidades para elogiar y no ser negativo.

 

Sea específico

De a sus hijos mensajes e instrucciones precisas y específicas.

 

Utilice premios correctamente

Elogios ante otras personas, decir “gracias” o “bien hecho”, son acciones que elevan la autoestima de los niños, tienen mejor resultado que dar regalos.

Los niños que cenan con sus padres con frecuencia obtienen mejores calificaciones que aquellos que lo hacen en menor cantidad. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Utilice frases como: “cuando… entonces…”

Si sus hijos no están realizando algún comportamiento específico, como ordenar sus juguetes o guardar silencio mientras se le habla, utilice frases como: “cuando guardes tus juguetes, entonces te llevaré al parque”.

En estas situaciones, la palabra “entonces” debe sonar emocionante y gratificante para que sirva como estímulo y dirija el comportamiento hacia lo adecuado. Utilice “cuando” en lugar de “si”, porque esto implica que los niños deben hacer algo, la palabra “si” da la opción de hacerlo o no.

 

Sea agradable

Si usted quiere que sus hijos lo escuchen, hable despacio, con tono de voz bajo y de manera breve. Los niños a los que se les dan las instrucciones en tono de voz muy elevado son niños que se quejan todo el tiempo. Haga contacto visual antes de hablar, para saber que usted cuenta con la atención de cada niño.

 

Es importante ser positivo ante las adversidades de la vida y no estigmatizar a las personas. (Foto Prensa Libre: Karla Emy Vela)

 

El hogar debe ser el primer frente de apoyo a los niños con dificultades emocionales y de conducta que, generalmente, repercuten en el rendimiento escolar. Son los padres y el entorno familiar el que podrá disminuir los riesgos asociados a estos problemas, pues tienen el poder de tomar decisiones para modelar el destino de un niño.

 

Fuente: Tu hijo y tú, La salud emocional de los niños, Lawrence E. Shapiro, Editorial Edaf, España, Karla Emy Vela, psicóloga especialista en educación infantil, karlaemy@gmail.com

 

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