En estadísticas, cerca del 8 por ciento de las más de 320 mil personas que sufren un paro cardíaco extrahospitalario en Estados Unidos reciben el alta con buen pronóstico, mientras que la gran mayoría de los pacientes reanimados entran en coma u otro estado de pérdida de conciencia debido al daño cerebral.
Este proceso es diferente a un ataque el corazón. Este último es cuando una arteria obstruida detiene el flujo de sangre que se dirige al corazón, explica el cardiólogo intervencionista José Miguel Castellanos, miembro del equipo de cardiólogos del Hospital Herrera Llerandi.
Un ataque al corazón puede dañar el órgano, pero no necesariamente provoca la muerte. En ocasiones un ataque desencadena un paro cardíaco.
¿Qué desencadena un paro cardíaco?
El cardiólogo intervencionista Héctor Menéndez, de la Liga Guatemalteca del Corazón explica que esta condición está asociada a otras enfermedades como insuficiencia renal, problemas metabólicos, otros problemas del corazón como aterosclerosis (arterias llenas de grasa), así como condiciones pulmonares y del cerebro (tumores, derrames, entre otros).
Otros factores de riesgo son la presión alta, una diabetes descontrolada, llevar una vida sedentaria y fumar. También la herencia genética. En ocasiones no es posible saber la causa exacta.
Si se logra la resucitación es preciso ir al hospital para que se realicen diferentes evaluaciones y que el paciente reciba un tratamiento adecuado, agrega Menéndez.
Esto incluirá electrocardiogramas, exámenes de sangre, posiblemente una resonancia magnética, entre otra serie de exámenes.
De esta manera se suministrarán los medicamentos adecuados y se determinará qué procesos seguir. Según la causa se ofrecerán medicamentos, ciertos procedimientos o cirugías.
Estado de coma
Algunos pacientes podrían caer en un estado de coma. Los avances en medicina aún no permiten predecir la posibilidad de recuperación del paciente en coma por paro cardíaco.
En el proceso de analizar más este aspecto, un grupo de investigadores de Johns Hopkins y expertos de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) publicaron un informe científico que detalla las prácticas más óptimas para predecir la recuperación de sobrevivientes comatosos. El informe se publicó en la revista digital Circulation.
En la actualidad, los médicos no cuentan con pautas o criterios definidos sobre cómo diseñar un estudio que permita predecir la recuperación cuando se cae en coma. Debido a investigaciones defectuosas y de baja calidad, las decisiones que rigen las políticas hospitalarias dan lugar a predicciones erróneas, que anuncian desenlaces clínicos negativos a pacientes que podrían tener desenlaces positivos, y viceversa. Aun más, la falta de pautas que permitan predecir los desenlaces ha impedido prácticamente que se estudien tratamientos que puedan curar las lesiones en el cerebro y en el resto del organismo tras la reanimación del paciente que ha sufrido un paro cardíaco.
“Hacer lo suficiente tanto por evitar cualquier sufrimiento prolongado como por sopesar la posibilidad de que el paciente se recupere y que goce de calidad de vida, es algo que les debemos a los pacientes y a sus familiares”, indica Romergryko G. Geocadin, médico moderador del panel de expertos y catedrático de neurología, neurociencia y anestesiología y medicina intensiva en la Universidad Johns Hopkins. “La realidad es que debemos admitir que, en este ámbito, tenemos limitaciones porque no contamos con una base científica de calidad que respalde nuestras decisiones”.
La causa de la mayoría de las muertes es la lesión cerebral, aunque solo el 10 por ciento de dichos pacientes presenta un cuadro clínico de muerte cerebral. La mayor parte de los pacientes fallecen porque les retiran las medidas de apoyo vital, con base en que su actividad encefálica está muy deteriorada y la predicción de que su recuperación sería bastante improbable.
Durante el paro cardíaco la lesión cerebral podría producirse por la interrupción del aporte de oxígeno al cerebro y también por la reanudación espontánea de la circulación. A veces el proceso de curación no empieza sino una semana después del paro cardíaco, cuando el paciente logra estabilizarse tras una cascada de reacciones orgánicas, lo que influye aún más la decisión de cuánto tiempo se debe esperar para que el paciente despierte del coma.
La vida después del paro cardíaco
Cuando la persona es sobreviviente debe llevar un proceso de recuperación. Las primeras semanas serán de reposo.
Si tiene otras enfermedades asociadas es importante controlarlas también. Algunas veces estas enfermedades son terminales y es preciso llevar un proceso de acompañamiento.
Sí por el contrario, la persona tiene un diagnóstico de mayor recuperación, se necesitará de un acompañamiento médico y de revisar sus hábitos de vida, para enfocarse en comer sano y poco a poco recuperar su ritmo de vida, de una forma paulatina, agrega Castellanos.
Cuestiones como el cigarrillo deben quedar fuera. Además de inclinarse por una dieta saludable.
“La mayoría de personas además del seguimiento médico necesitarán de un soporte psicológico para reponerse porque este es un proceso difícil y muchas personas quedan con temor”, agrega Menéndez.
Castellanos agrega que este evento podría marcar la vida de las personas al ver la muerte cerca.
En algunos pacientes se retomará el ejercicio poco a poco. El ideal es que logre tener una vida más activa.
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