Los expertos aseguran que “históricamente”, el hombre no está preparado para compartir una cama para descansar. El hecho de que se use deriva de eventos históricos como la Revolución Industrial, ya que muchos se vieron obligados a compartir cuartos, por la falta de espacios para la comodidad.
“En la antigua Roma, la cama marital solo era sitio para el acto sexual, no para dormir”, dice Neil Stanley, quien dirigió la investigación.
El estudio revela que dormir mal puede llegar a provocar depresiones, problemas del corazón, enfermedades pulmonares, accidentes laborales, e incluso, en la relación de pareja puede llegar hasta un divorcio.
Algunas de las razones por las que el sueño se ve afectado son porque no se tiene la comodidad justa para que el cuerpo descanse como se debe. Sin embargo, este caso no aplica para todas las parejas.
“Si duermes junto a tu pareja y los dos duermen bien, entonces no hace falta cambiar. Pero no hay que tener miedo a probar algo diferente”, recomienda el experto.