Salud y Familia

Educación digital: muchos padres para una misa

La pandemia le dio una sacudida al sistema educativo, necesitamos un plan integral. 

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La educación digital requiere más actores que estudiantes, padres y maestros. Foto Prensa Libre ShutterStock

La educación digital requiere más actores que estudiantes, padres y maestros. Foto Prensa Libre ShutterStock

¿Cuántas veces hemos dicho o escuchado “muchos padres para una misa”? Cuando lo expresamos hacemos referencia negativa a la poca necesidad de que haya tantas personas involucradas en una misma tarea.

 

 

Haciendo referencia a este dicho popular, viene a mi mente la situación por la que actualmente atraviesa Guatemala a partir de marzo fruto de la pandemia del COVID-19, pero desde una perspectiva positiva, sobre todo en la educación.

Nos encontramos frente a un sistema que no estaba preparado para esta nueva normalidad que ha sido superada de alguna forma con la valentía, esfuerzo y dedicación que los maestros han tenido en trasladar los contenidos presenciales a virtuales para que la educación no se detenga. ¡Esto es admirable! Sin embargo, no han sido los únicos que se han esforzado. Al decir esto, me refiero a los estudiantes y padres de familia.

Por una parte, los alumnos han tenido que adaptar su habitación o un rincón de su casa en un lugar de estudio. Por otro lado, en muchos casos, los padres han tenido un mayor involucramiento en la educación de sus hijos. Otros más, han hecho un esfuerzo maratónico en invertir en la compra de dispositivos y conectividad para que sus hijos puedan recibir a través de distintas plataformas, el material que los maestros con amor y dedicación han preparado.

La educación virtual es uno de los nuevos métodos de enseñanza que ha llegado para quedarse. Con esta forma remota de enseñar, se eliminan las barreras de distancia y sobre todo de tiempo. La enseñanza representa un reto a la hora de encontrar nuevas dinámicas y formas de transmitir el conocimiento a otros, especialmente en tiempos en que la información es casi que inmediata y la dinámica de socialización ha cambiado.

Es por esto, que el Ministerio de Educación a través de diferentes alianzas, ha puesto a disposición de estudiantes un sinfín de plataformas gratuitas para que los estudiantes de todos los niveles puedan continuar el aprendizaje en línea desde casa.

Por ejemplo, Coursera para Guatemala  que brinda la oportunidad a 50 mil guatemaltecos para certificarse gratuitamente en universidades reconocidas a nivel mundial. Asimismo, la Fundación ProFuturo fortalece la formación docente en el sector público de Guatemala y en los demás países que opera; y también apoya el fortalecimiento del aprendizaje para los niños con contenidos abiertos en su plataforma global, un app para competencias en matemática, y otras actividades más. También está la biblioteca digital Britannica, ODILO y un gran número de plataformas más a la que se puede acceder desde cualquier dispositivo.

Sin embargo, el acceso a las plataformas disponibles no es pareja. Según datos del Censo del 2018, solamente el 21% de hogares guatemaltecos usaba computadora y el 16% tenía acceso a internet en sus residencias, lo que limita a la formación en línea de los estudiantes.

Entonces, me he preguntado ¿qué pasa con los que no tienen acceso a estos recursos por falta de dispositivos o conectividad? Es aquí donde nos damos cuenta que no basta solo con el esfuerzo que hacen los maestros, padres, alumnos y el Ministerio de Educación.

Es necesario realizar un plan de nación que esté dirigido a que, a través de las nuevas tecnologías de información y comunicación, se potencie el aprendizaje.

Por medio de alianzas público-privadas se podría facilitar servicios de conectividad para ayudar a que estudiantes y docentes puedan hacer uso de los recursos digitales disponibles. Asimismo, se podría sumar esfuerzos con organizaciones para que se facilite equipo tecnológico a hogares que lo necesitan, todo esto bajo un esquema sostenible, integral y realizable.

Esta pandemia nos hizo reflexionar que el triángulo maestro- encargado de familia – estudiante no es el único que debe existir. Yo agregaría otros tres componentes para que no sea un triángulo educativo sino un hexágono que involucre: maestro – encargado de familia – estudiante – sector público – sector privado y sociedad civil.

Y es entonces, donde nos damos cuenta que para esta misa llamada educación, si se aplica de forma positiva que se necesitan “muchos padres para una misa”… y todos muy comprometidos.

 

*Isabel Monterroso es coordinadora de liderazgo empresarial de Empresarios por la Educación.