Según Marina Bassas, psicóloga clínica de Top Doctors, en España, todos tenemos una facultad natural que nos permite ser felices en nuestras vidas. La experta expone que estos siete errores dificultan alcanzar la felicidad, según el sitio abc.es:
1. Control emocional
Es imprescindible saber gestionar las emociones, tomando conciencia de que las personas somos mucho más que las emociones que experimentamos en determinados momentos. No hay que dejar que las emociones nos esclavicen y dominen. Por ejemplo, cuando estamos enfadados y sentimos ira, destruimos.
2. La ignorancia
Las personas inteligentes se tratan bien a sí mismos y, en consecuencia, tratan bien a los demás.
3. Los pensamientos negativos o creencias limitadoras
Hay que aprender a detectar los pensamientos automáticos de nuestra mente y no darles crédito. Debemos observarnos a nosotros mismos y ser capaces de tomar conciencia de estos pensamientos para bloquearlos y poder desarrollar pensamientos nuevos que nos permitan vivir una vida más libre y creativa. Evitar pensamientos como el del alumno que suspende matemáticas y piensa que jamás será un buen estudiante.
4. El miedo
Es uno de los principales enemigos del ser humano, ya que nos paraliza. Cada vez que lo sintamos, podemos preguntarnos ¿qué es lo peor que me podría pasar si me atrevo a hacer aquello que deseo? Veremos que las consecuencias no son tan catastróficas como nuestra mente nos hace creer. El miedo se vence pasando a la acción y esto nos va a hacer que crezcamos en autoestima.
5. No saber perdonar
Debemos reconocer que todos, como seres humanos, podemos sentir y sentimos pereza, celos, rabia u otras emociones destructivas. El primer acto para mejorar pasa por el reconocimiento de dichas emociones y el perdón de las mismas. Así el perdón al otro nos resultará mucho más fácil. Dejar de criticar y juzgar ahorra mucha energía.
6. Aceptación
Debemos intentar transformar y mejorar todo lo que depende de nosotros mismos y aprender a aceptar las situaciones que llegan y que no depende de nosotros. Por ejemplo, aceptar una ruptura por parte de la otra persona. La aceptación siempre entendida como un acto de madurez y no de resignación.
7. Reconocer las voces del ego y la conciencia
Debemos aprender a reconocer a estas dos voces y saber desde donde queremos contestar, desde nuestros instintos más básicos o desde los valores más elevados como la misericordia o la empatía. Es una decisión personal.
“Si las claves de la felicidad ya viven en nosotros, ¿porque no trabajar en conquistarlas en vez de conformarnos con los mecanismos aprendidos? Locura es pretender que las cosas cambien si seguimos comportándonos de la misma manera”, concluye.