La idea es que el estrés financiero llega a dominar el pensamiento, lo cual hace que otros cálculos sean más lentos y difíciles, parecidos a los efectos de no dormir toda una noche.
Si uno siempre está pensando en el pago de facturas vencidas, una hipoteca o renta, o préstamos para poder ir a la universidad, ello le dificulta enfocarse en otras cosas. Así, el atrasarse en el pago de préstamos podría terminar costándole tanto el pago de intereses como la pérdida de puntos de su coeficiente intelectual, señaló Mullainathan.
El estudio utilizó exámenes que evalúan diversos aspectos del pensamiento, entre ellos una prueba tradicional de coeficiente intelectual, en la que se detectó una pérdida de 13 puntos entre los agobiados por cuestiones financieras, dijo Jiaying Zhao, coautor del estudio y profesor de psicología y sustentabilidad en la Universidad de la Columbia Británica.
“Es un efecto muy poderoso”, dijo Eldar Shafir, coautor del estudio y profesor de psicología de la Universidad de Princeton. “Cuando manejas el presupuesto de tus finanzas, se entromete en tu pensamiento. Es en lo primero que piensas”.