Es una glándula pequeña, pero que tiene una importancia fundamental sobre el funcionamiento de todas las demás glándulas del cuerpo. Está dividida en dos partes, adenohipófisis o hipófisis anterior y neurohipófisis o hipófisis posterior. La hipófisis anterior produce seis hormonas principales: prolactina, hormona de crecimiento, hormona folículo estimulante (FSH), hormona luteinizante (LH), hormona estimulante de tiroides (TSH), hormona adrenocorticótropa (ACTH). Mientras que la hipófisis posterior almacena y libera dos hormonas: hormona antidiurética y oxitocina.
Como en el resto de las glándulas, existen enfermedades que afectan a la glándula hipófisis, de las cuales se pueden mencionar tumores que en su mayoría son benignos y dentro de los cuales podemos mencionar a los adenomas hipofisarios que pueden generar exceso de alguna hormona en particular como por ejemplo los prolactinomas que son adenomas productores de prolactina, y otros adenomas que provocan enfermedades como la acromegalia (adenomas productores de hormona de crecimiento), enfermedad de Cushing (adenomas productores de ACTH) y tirotropinomas (adenomas productores de TSH).
Los adenomas generan un gran espectro de manifestaciones clínicas, algunas son específicas de ciertos tumores y están determinados por el tipo de hormona que secretan y por el tamaño que abarcan. Los adenomas que superan los 10 mm de diámetro pueden generar síntomas neurológicos como dolor de cabeza (cefalea) y/o afecciones en la visión (disminución de la visión periférica). Debido a que muchos de ellos pueden aumentar de tamaño por el mismo trastorno hormonal que genera, es de suma importancia una detección y tratamiento oportuno para evitar que las complicaciones neurológicas y hormonales progresen. Sin embargo, en la mayoría de los casos no generan afección hormonal, pudiendo pasar desapercibidos y detectarse de forma incidental al realizar un estudio de imagen (tomografía o resonancia cerebral) por otra razón, como cefalea, migraña, trauma de cráneo, etc.
Algunos adenomas, por el contrario, pueden generar deficiencias hormonales, las cuales provocan un deterioro de la calidad de vida de las personas.
El tratamiento consta de tres opciones: tratamiento farmacológico en algunos casos, cirugía y/o radioterapia. En el caso de los prolactinomas, el tratamiento de elección es la cabergolina, un fármaco que disminuye los niveles de prolactina y con lo cual se logra reducir el tamaño del tumor. Por otro lado, para los tumores que producen exceso de hormona de crecimiento, ACTH o TSH, el tratamiento definitivo es la cirugía, la cual es realizada por un neurocirujano con la finalidad de resecar el tumor vía transesfenoidal (por la nariz) logrando así la curación de la enfermedad. En algunas ocasiones el tratamiento después de cirugía es la radioterapia, ya que se ha visto que, si bien estos tumores son benignos, responden a la radiación logrando frenar el crecimiento del tumor.
Existen otras causas que generan enfermedad en la hipófisis, como infecciones, metástasis por cáncer, inflamación por enfermedades autoinmunes, entre otras.
Si tiene antecedente de tener un adenoma o sospecha que pueda tener un problema en la hipófisis, consulte a su endocrinólogo de confianza.
Frecuencia
Dr. Juan Pablo Godoy Alonso, endocrinólogo, Alta especialidad en Neuroendocrinología, miembro de la Asociación Endocrinología Metabolismo y Nutrición de Guatemala.
Los adenomas son frecuentes, con una prevalencia de 1 por cada 10 personas.