Está comprobado que el contacto con la naturaleza estimula en los pequeños muchas áreas cerebrales, algunas de ellas relacionadas con la creatividad, la imaginación y la memoria.
Asimismo, se desarrollan áreas motoras, ya que mientras los pequeños corren, saltan, caminan o escalan, están fortaleciendo sus músculos y todo el sistema motor.
Además, estar rodeados de árboles, flores o animales les permite conocer, valorar y cuidar el medioambiente.
Convivencia
Es importante que los padres de familia les provean a sus hijos momentos para que puedan divertirse al aire libre a través de múltiples actividades, y aún mejor si en estas participan otros niños, pues de esta manera los beneficios se multiplican porque socializan y hay aprendizaje colaborativo.