Salud y Familia

Por qué es bueno comer ajo

El ajo es un maestro a la hora de liquidar bacterias, y lo hace gracias a la alicina, un compuesto azufrado que además es el que le da esa fragancia inconfundible al ajo.

La alicina es aguerrida: puede liquidar a muchísimas bacterias y hongos que están presentes en el estómago y, como si fuera poco, además cumple una importante función en el metabolismo.

Se dice que el ajo es bueno contra la arterioesclerois, porque la alicina fomenta la circulación y diluye trombocitos.

Si bien también es responsable de que uno huela por la boca y por la piel, es importante que si uno va a comer ajo por razones de salud recurra al diente crudo, porque si lo pica o lo muele, pierde rápidamente su efecto.

Es parte de la familia de las liliáceas, así como el puerro, la cebolleta y las chalotas, que también se distinguen por su fuerte aroma y sabor. Es una de las plantas que ha sido cultivada por más tiempo y su uso antecede a la historia escrita.

Registros en sánscrito documentan remedios de ajo hace aproximadamente cinco mil años.

Cien gramos de ajo proveen 149 calorías, 6.4  gramos de proteína y 0.5 gramos de grasa 33.1 gramos de carbohidratos y 2.1 de fibra.

A lo largo de la historia, se le ha considerado un remedio confiable para epidemias como cólera y tuberculosis. Como cura para la infección, se ha usado contra virus, bacterias y hongos. Se le llamó “la penicilina rusa”, para denotar su propiedades antibacteriales.

En la Primera Guerra Mundial fue usado como antiséptico para limpiar y curar, y para tratar la diarrea causada por las malas condiciones sanitarias en las trincheras.

Algunas molestias, como las verrugas o las picaduras de insectos, pueden responder bien al aceite de ajo o a la aplicación de un diente de ajo crudo machacado.

Es una excelente fuente de vitamina B6 (piridoxina),  también una buena fuente de manganeso, selenio y vitamina C y, además, provee varios minerales, incluidos el fósforo, calcio, potasio, hierro y cobre.

Se piensa que muchos de los efectos terapéuticos percibidos se deben al ingrediente activo, la alicina. Después de comer ajo, no olvide el perejil.

Este compuesto contiene sulfuro, que le da al ajo su distintivo aroma y sabor acre. Picar o machacar ajos supuestamente estimula la producción de alicina.

Sin embargo, cocinarlos presuntamente inhibe algunas de sus propiedades medicinales. Si se va a comer ajo crudo pero odia el regusto, masticar perejil, pues es muy bueno para refrescar el aliento.

Varios estudios indican que el ajo hace que sea menos probable que las plaquetas o tromboncitos -las células involucradas en la cuagulación de la sangre- se adhieran a las paredes de las arterias o se amontonen. Así, actuaría como un anticoagulante, por lo que reduciría el riesgo de ataques al corazón.

También se están estudiando extensivamente los componentes sulfurosos por su habilidad de inhibir las células cancerosas y bloquear tumores lentificando la replicación del ADN. Es posible además que el ajo baje un poco la presión arterial, principalmente por su capacidad de dilatar los vasos sanguíneos.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: