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Psicología del miedo a perderse algo (FOMO): por qué nunca desconectamos del celular

El FOMO se relaciona con cierta dependencia del celular. Conozca las implicaciones de este fenómeno, según la psicología.

FOMO

Tome nota de las consecuencias psicológicas del FOMO. (Foto Prensa Libre: Freepik)

Revisar cada una de las notificaciones del celular puede convertirse en una actividad agobiante, rutinaria y obsesiva. Entre las consecuencias de esta práctica se encuentra el FOMO.

En inglés, el acrónimo FOMO significa fear of missing out, que se traduce como “miedo a perderse algo”, según indican fuentes internacionales. Este fenómeno se deriva del uso desmedido de los dispositivos electrónicos.

Según la psicóloga Luisa Ruano, vivimos en una era digital que genera hiperconexión, donde las personas suelen exponer contenidos cortos y rápidos sobre sus vidas en redes sociales, lo cual puede generar la creencia de que nos estamos perdiendo experiencias importantes, divertidas, valiosas o necesarias, y que no estamos siendo parte de ellas, indica la terapeuta.

El celular se ha convertido en una extensión de nuestra vida social y laboral. Desconectarse genera incomodidad porque se percibe como ‘desaparecer’ del entorno: se teme perder información, oportunidades o interacciones importantes”, comenta la psicóloga Mónica Mayorga.

Factores psicológicos, sociales y neurológicos asociados al FOMO

La especialista explica que distintos factores intervienen en la dependencia de la revisión constante de redes sociales, entre ellos: la comparación social, el FOMO, el entorno social orientado a la inmediatez como símbolo de disponibilidad y actualización, entre otros.

De acuerdo con Mayorga, cada mensaje o notificación activa circuitos de recompensa en el cerebro, una de las razones que refuerzan el hábito de revisar el celular de forma casi mecánica.

Ruano añade que, en este proceso, interviene la gratificación instantánea: “Con cada estímulo generamos una serie de químicos en el cerebro, y cuando estamos conectados al teléfono, producimos dopamina en grandes cantidades, pero de poca durabilidad”, explica.

La profesional indica que nuestro cerebro se carga con “dopamina basura”, que resulta gratificante, por lo que otras actividades poco estimulantes parecen insuficientes y regresamos a la conexión. “Se puede comparar con una adicción: necesitamos la tecnología, de lo contrario, podemos entrar en abstinencia”, afirma.

Por esta razón, revisar redes sociales y otras plataformas se transforma en una necesidad y un hábito. Ruano señala que el aburrimiento, la ansiedad y la tristeza se ven reemplazados temporalmente por este mecanismo. No obstante, su efecto es breve y puede sobrevenir un bajón emocional que intensifique dichas sensaciones.

¿Cómo usar el teléfono de forma más saludable?

Según las especialistas, estos son algunos consejos para revisar nuestras notificaciones de una manera menos nociva para la salud mental y emocional:

  1. Determinar un tiempo específico para revisar las redes sociales y organizar el horario para actividades que generen bienestar, como compartir en familia, leer o hacer ejercicio.
  2. Establecer momentos y espacios libres del celular, como la hora de la comida o antes de dormir.
  3. Practicar la atención plena para aprender a disfrutar del presente.
  4. Tener en cuenta que lo que se observa en redes sociales es solo una parte de la vida de otros, no la realidad completa.
  5. Utilizar la tecnología de forma consciente. Preguntarse para qué se revisa la aplicación y qué aporta.
  6. Desactivar las notificaciones innecesarias.
  7. Si es necesario, buscar ayuda psicológica para gestionar mejor las emociones.

Además, es importante comprender que la desconexión no implica perder algo, sino recuperar espacio mental, claridad y bienestar emocional, indica Ruano.

“El uso del celular no es negativo en sí mismo; lo dañino es el exceso y la dependencia. Reconocer las señales de ansiedad al no tener el teléfono cerca o sentir que la vida es ‘menos’ comparada con lo que se ve en redes puede ser una alerta para buscar apoyo psicológico y trabajar en hábitos digitales más sanos”, concluye Mayorga.

ESCRITO POR:

María Alejandra Guzmán

María Alejandra Guzmán

Periodista y redactora con experiencia en tendencias digitales relacionadas con arte, cultura, salud, tecnología, bienestar y otras temáticas similares.