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Dentro del intenso mundo de los deportes electrónicos en Corea del Sur

Los deportes electrónicos son ahora el quinto trabajo a futuro más popular entre los estudiantes surcoreanos, después de atletas, médicos, maestros y creadores de contenido digital.

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Dentro del intenso mundo de los deportes electrónicos en Corea del Sur

El Campeonato Mundial de League of Legends en el Auditorio Bexco de Busan, Corea del Sur, en 2014. En Corea del Sur hay 10 equipos profesionales de deportes electrónicos que compiten en League of Legends, el juego más popular del país. Foto: Jean Chung/The New York Times

Los estudiantes comieron el almuerzo en silencio antes de reunirse en un cuarto poco iluminado lleno de computadoras muy potentes. Ahí, los entrenadores los ayudaron a que aprendieran a derrotar a sus oponentes en un mundo de fantasía digital lleno de emboscadas y monstruos. Las clases terminaron a las 5 p. m., pero la práctica individual continuó hasta muy entrada la noche (todo en una ardua jornada para los estudiantes de una de muchas academias de deportes electrónicos de Corea del Sur).

“Duermo solo tres o cuatro horas al día”, dijo Kim Min-soo, de 17 años, un estudiante que usó una muñequera en la mano derecha para disminuir el dolor causado por jugar en exceso. “Pero me quiero convertir en una estrella. Sueño con un pabellón de deportes electrónicos lleno de fanáticos que me apoyen”.

Los estudiantes como Min-soo han aportado la misma energía competitiva intensa a menudo asociada con la educación surcoreana a su entrenamiento en las academias de deportes electrónicos. Corea del Sur es considerada como el lugar de nacimiento de los deportes electrónicos, pero la industria multimillonaria y altamente selectiva todavía es mal vista por muchos en el país. Las academias han trabajado para cambiar esa imagen y brindar a miles de jóvenes una oportunidad de perseguir una carrera en un lugar en el que el jugar desde hace mucho tiempo ha sido visto como un modo de vida.

“En Corea del Sur, los jugadores deben estudiar su juego antes de jugarlo, porque si afectan la eficiencia de su equipo, pueden ser expulsados”, dijo Jeon Dong-jin, jefe en Corea del Sur del desarrollador estadounidense de videojuegos Blizzard Entertainment, durante un foro reciente en Seúl. “Los jugadores surcoreanos se lo toman endiabladamente en serio”.

Los deportes electrónicos son ahora el quinto trabajo a futuro más popular entre los estudiantes surcoreanos, después de atletas, médicos, maestros y creadores de contenido digital, según una encuesta del Ministerio de Educación el año pasado. Serán una parte de los Juegos Asiáticos en 2022.

Los jugadores más importantes como Lee Sang-hyeok, quien usa el nombre de jugador Faker, obtienen tanta fama y fortuna como los ídolos del pop coreano. Millones los ven jugar a través de transmisiones en directo. Antes de la pandemia, los fanáticos llenaban los pabellones de deportes electrónicos que lucían como una cruza entre un concierto de rock y un estadio de lucha libre.

El atractivo puede ser difícil de resistir. Algunos padres han arrastrado a sus hijos a terapia por adicción a los videojuegos o a campamentos de rehabilitación. Cuando los objetores de conciencia solicitan ser eximidos del servicio militar obligatorio de Corea del Sur, los funcionarios investigan si juegan en línea juegos que involucren armas y violencia.

Las calificaciones empeoran. A veces, algunos estudiantes abandonan la escuela para pasar más tiempo jugando. Sin embargo, muy pocos tendrán la oportunidad de triunfar en grande.

Los diez equipos de deportes electrónicos profesionales de franquicia en Corea del Sur que compiten en “League of Legends”, el juego más popular en este país, contratan solo a 200 jugadores en total. Aquellos que no son elegidos tienen pocas alternativas.

Al carecer de buenas calificaciones (y a menudo diplomas de bachillerato), los jugadores se encontrarán con oportunidades laborales limitadas. Además, a diferencia de algunas universidades estadounidenses, las escuelas surcoreanas no ofrecen la admisión con base en las habilidades de los deportes electrónicos.

Cuando Gen.G, una compañía de deportes electrónicos con sede en California, abrió su Academia de Deportes Electrónicos de Élite Gen.G en 2019, quería abordar algunos de esos retos porque “aquí es donde la mayoría del talento se encuentra”, dijo Joseph Baek, director de programa en la academia Gen.G. “Corea del Sur todavía es considerada como la meca de los deportes electrónicos”.

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Una clase de la Gen.G Elite Esports Academy en Seúl, una de las muchas escuelas en Corea del Sur que atienden a los jugadores en línea que sueñan con convertirse en profesionales, 25 de mayo de 2021.  (Chang W. Lee/The New York Times)

La escuela entrena a los jóvenes surcoreanos y a otros estudiantes en cómo convertirse en profesionales y les ayuda a los entusiastas de los videojuegos a encontrar oportunidades como “streamers”, mercadólogos y analistas de datos. Junto a la compañía educativa Elite Open School, abrió un programa solo en inglés que ofrece a los estudiantes la oportunidad de obtener el diploma de un bachillerato estadounidense para que puedan solicitar ingreso a universidades en Estados Unidos con becas por deportes electrónicos.

Anthony Bazire, un exestudiante de la academia Gen.G de 22 años originario de Francia, dijo que había elegido Corea del Sur como su lugar de entrenamiento porque sabía que el país tenía a algunos de los mejores jugadores. En la actualidad, los ganadores de los mayores premios en “League of Legends”, “Overwatch” y “StarCraft II” son en su mayoría surcoreanos.

“Cuando ves a personas laborar arduamente, te motiva a trabajar duro”, dijo.

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Lowell Stevens, que fue jugador profesional, imparte una clase de inglés en la Elite Open School, que colabora con la Gen. (Chang W. Lee/The New York Times)

El programa Gen.G, el primero de su tipo en Corea del Sur, incluso ha ayudado a algunos estudiantes a convencer a sus padres de que tomaron una decisión inteligente sobre su carrera.

En 2019, su segundo año en el bachillerato, Kim Hyeon-yeong jugó “League of Legends” durante diez horas al día. Sus habilidades mejoraron a medida que jugueteaba por el mundo de fantasía digital. Ese verano, decidió convertirse en un jugador profesional de deportes electrónicos y abandonar la escuela.

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Kim Hyeon-yeong, de 19 años, que decidió convertirse en jugador profesional de esports y dejó la escuela antes de aterrizar en la Gen.G Elite Esports Academy, con su madre Lee Ji-eun en Seúl, Corea del Sur, el 27 de mayo de 2021.  (Chang W. Lee/The New York Times)

“Mis padres estaban totalmente en contra”, dijo Kim, de 19 años. “Les dije que no me arrepentiría, porque esta era la cosa que quería probar en mi vida, al apostarle todo lo que tengo”.

Su madre, Lee Ji-eun, de 46 años, estaba tan afligida que yacía en cama quejándose. A la larga, decidió apoyar a su hijo después de que un día él le preguntó: “Mamá, ¿qué sueño querías realizar cuando tenías mi edad? ¿Lograste ese sueño?”.

Kim buscó el programa Gen.G, el cual cuesta 25.000 dólares al año, y llevó a su madre a la academia para convencerla de que él podría triunfar como un profesional de los deportes electrónicos. Este año libró un gran obstáculo para cumplir su sueño al ser aceptado, con base en sus habilidades de juego en línea, en la Universidad de Kentucky.

Min-soo, el estudiante que sueña con convertirse en una estrella de los deportes electrónicos, sintió por primera vez la sensación electrificante de un pabellón de deportes electrónicos cuando estaba en la secundaria. Desde 2019, se ha levantado de la cama diario a las 6 a. m., ha hecho un recorrido de dos horas en autobús y metro a la academia Gen.G. Regresa a casa a las 11:30 p. m. y practica más, en pocas ocasiones se va a la cama antes de las 3 a. m.

Kim Min-soo recibe un masaje en el hombro por parte de Lee Dong-jun durante una clase de historia, en la que los estudiantes suelen llegar privados de sueño por haber jugado hasta altas horas de la noche, en la Elite Open School, en Seúl, Corea del Sur, el 25 de mayo de 2021. (Chang W. Lee/The New York Times)

Este año, finalmente fue considerado suficientemente bueno para comenzar a hacer pruebas para convertirse en un miembro en capacitación en un equipo profesional.

“Es una vida dura y solitaria, porque tienes que renunciar a todo lo demás, como los amigos”, dijo. “Pero soy el más feliz porque estoy haciendo lo que más disfruto”.

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Anthony Bazire, un antiguo alumno de la Gen.G Elite Esports Academy de Francia que ahora está en el equipo de League of Legends de Gen. Practica hasta 18 horas al día, entre un 60 y un 70% más que los jugadores que conoció en Francia. (Chang W. Lee/The New York Times)