Guatemala

Hay 1.6 millones de niños sin cobertura educativa

A la escasa capacidad del Estado de ofrecer educación a toda la población se suma la cuestionada calidad de los que sí asisten a la escuela.

El ministro de Educación, Óscar López; el sindicalista Rodrigo Hernández y Gabriel Biguria, de Empresarios por la Educación, discuten con el coeditor de Prensa Libre, Álex Rojas, acerca del sistema educativo y los retos que se abren para el país. (Foto Prensa Libre: Erick Avila)

El ministro de Educación, Óscar López; el sindicalista Rodrigo Hernández y Gabriel Biguria, de Empresarios por la Educación, discuten con el coeditor de Prensa Libre, Álex Rojas, acerca del sistema educativo y los retos que se abren para el país. (Foto Prensa Libre: Erick Avila)

La cobertura educativa sigue siendo un reto, dado que el 95% de la población de 0 a 4 años tiene educación inicial, mientras que la cobertura de primaria alcanza el 81%, la básica el 47 y en diversificado solo se cubre a 24 de cada cien.

A la fecha, el Ministerio de Educación reconoce que no tiene la capacidad de supervisión para garantizar que los 180 días mínimos de clase se cumplan con calidad, tarea que depende de cada docente.

Al programa Diálogo Libre fueron invitados el ministro de Educación, Óscar Hugo López; Gabriel Biguria, de Empresarios por la Educación; y el sindicalista Rodrigo Hernández.

¿Por qué 180 días deberían ser los mínimos de clases?

Biguria: Es lo que dicta la Ley. Hay países que tienen más días de clases, pero en Guatemala la Ley dicta que como mínimo se tienen que impartir 180 días de clases efectivos.

Q14 mil millones fueron solicitados para la cartera de Educación para el ciclo 2017.
Q12 mil 892 millones es el presupuesto que el Congreso aprobó para el presente año.
81 por ciento de los recursos económicos se destina a gastos administrativos.
Q3 mil 646 es el sueldo inicial para los maestros del sector público.
152 mil maestros registra el Mineduc a escala nacional para cubrir la actual demanda del país.
Para controlar el trabajo del total de maestros únicamente hay cien supervisores.
3.1 millones de niños fueron inscritos este año en las 35 mil 495 escuelas a escala nacional.


Como Empresarios por la Educación, velamos por que al menos se cumplan estos días, que es el derecho de nuestros jóvenes, el poder tener acceso a la educación.

¿Hay alguna forma de medir no solo la asistencia a clases, sino la calidad educativa?

López: Nosotros llevamos nuestro propio monitoreo, y proceso de registro. Tenemos bastante adelantado de cómo vamos hasta ahora en función del cumplimiento.

Hay muchos factores para determinar la calidad de tiempo; por ejemplo, la hora de inicio de clases. El receso pueda que sea de 15 minutos, pero al final se convierte en una hora. Esos elementos son un reto todavía para lograr superar y llevar un registro adecuado.

¿Se apela a la conciencia de los directores y maestros de los establecimientos para cumplir los 180 días?

López: No necesariamente. El calendario nos plantea que para efectos de las pruebas finales terminan el 19 de octubre, pero vienen procesos todavía para la última semana del mes.

Algunas clases ya terminaron, pero están en el proceso de evaluaciones. Ahí es cuando entra el nivel de conciencia de los maestros, los directores y los supervisores. Acá es un llamado a todos de cumplir nuestra parte en ese proceso.

¿Qué necesita el maestro para que se cumplan, no en tiempo sino en calidad los 180 días?

Hernández: El problema son dos cosas: en el tema de legislación no se enmarcan los 180 días, se hacen en un reglamento de evaluación de la Ley de Educación Nacional, que no es ni la actual; por otro lado, si fuera cuestión de conciencia, hay un montón de maestros conscientes, pero tener conciencia no basta si no tenemos útiles escolares, alimentación escolar, infraestructura y docentes bien preparados.

Pusimos sobre la mesa con el Mineduc —Ministerio de Educación— de la anterior gestión que podríamos discutir no solo 180 días, sino 200 días de clases, pero en donde se nos garantice que todos los niños van a tener su alimentación, útiles, becas y libros de texto.

¿Es sano apelar a la conciencia de un maestro?

Biguria: No deberíamos estar apelando a algo que se debería estar dando: el compromiso con la educación. Si uno es docente, uno debería de estar comprometido con los alumnos, tratar de dar de sí para poder transmitir los conocimientos.

El rol del docente es clave, porque más que un maestro es un mentor, un formador de nuestros jóvenes, del futuro del país.

¿Hay debilidad en el sistema de supervisión educativa?

López: La franja de supervisión ya no existe. Se decidió que la franja finalizará y solo están presentes en todo el país, más o menos, cien supervisores para más de dos millones de estudiantes. Ahí hay un primer problema.

Para ir resolviendo ese problema, empezamos a seleccionar profesores, los liberamos de su función de docencia y los ubicamos como gestores educativos, pero sin plaza especial; solo ubicados para que nos vayan ayudando en las funciones de un supervisor.

¿Cómo justifican las manifestaciones y asambleas que realizan?

Hernández: Nosotros no hemos realizado una sola manifestación que se haga referencia a algo exclusivo del magisterio, todo tiene como finalidad la mejora de la educación y los programas de los niños.


Lo que sí hemos tenido es una férrea resistencia a trabajar si en los establecimientos no contamos con los insumos.
Existe una falsa generalización de decir “el maestro que sale a manifestar no está cumpliendo”.

Yo reto a que en algún momento podamos tener un control de esos docentes; el tema de supervisión es fundamental para eso.

¿Se necesita la supervisión del Ministerio para que todos los maestros sean comprometidos?

Hernández: Es fundamental. Eso daría la pauta de que en algún momento no se especule.

Nosotros somos trabajadores que exigimos nuestro derecho como tal, pero siempre en el apego a que cumplamos con nuestra responsabilidad.

¿Por qué están sin cobertura 800 mil menores?

Biguria: Estos 800 mil niños y jóvenes que no están en el sistema educativo es una cifra altísima para la población total que tenemos de jóvenes.


Hay varios temas: el factor de acceso, de mantenerse en el sistema, la repitencia. También hay temas económicos, padres que no están incentivando a sus hijos y también la violencia.

Aunque podamos hablar de 180 días de clases, de que la refacción llegue a tiempo, al final estamos fallando en la calidad educativa, en la preparación que le estamos dando a nuestros jóvenes.

López: Esos 800 mil que menciona dentro del rango de 13 a 18 años se suman a otros 800 mil o 900 mil entre 18 y 24 años que también debieron haber pasado por la escuela. Tenemos un millón 600 mil fuera del sistema educativo.

Si el problema de cobertura a la población no se atiende, para el 2030 vamos a llegar a más de tres millones 400 mil jóvenes fuera.

Es una bomba de tiempo, y a eso le tenemos que poner especial atención.

¿Cuál es la atención que pone el Ministerio de Educación a ese asunto?

López: Creemos que hay varias cosas por hacer. Primero, mejorar la oportunidad para los jóvenes, porque el problema no solo es pobreza, desánimo de los jóvenes. Es oferta.

Queremos, a través de un mejor presupuesto, la posibilidad de ofrecer una oportunidad de estudio a los jóvenes para que no pasen a engrosar esas estadísticas lamentables.

¿Cómo combate la cartera de Educación los problemas?

López: Tenemos el presupuesto más grande dentro de los diferentes ministerios del país —Q12 mil 892 millones—; sin embargo, es uno de los presupuestos más pequeños en función de la inversión en relación con el producto interno bruto. Tenemos el 2.9 por ciento, y lo ideal debería ser el 7.

¿Qué presupuesto necesitan, como mínimo, para ser eficaz?

López: Como presupuesto para el 2017, pedimos Q14 mil millones. En ese proceso necesitamos aumentar la oferta, eso significa abrir más centros educativos donde no hay y contratar maestros. El ideal sería tener unos Q35 mil millones, pero eso es imposible en las condiciones en que el país está.

¿Qué harían con esos Q14 mil millones?

López: Abriríamos la oferta para los distintos niveles del sistema, construiríamos escuelas y contrataríamos maestros, con todo lo que eso implica, programas de apoyo, materiales educativos para trabajar…

¿Mejorarían las condiciones de los docentes con ese presupuesto?

Hernández: Para educación nunca va a haber suficiente, siempre vamos a tener déficit porque va creciendo la población, porque hay mayores demandas cada vez.

Si sumáramos todas las limitaciones que tenemos, entonces el Ministerio de Educación se encontraría con que Q2 mil millones más no representan más que seguir haciendo lo mismo.

Cuando el Ministro habla de que Q14 mil millones es una solución, es solo mantener lo que se tiene.

¿Qué cambio se podría plantear fuera de un presupuesto?

Biguria: El sistema de educación necesita una reingeniería total. Los problemas son los mismos año tras año, los retos también.

Lastres y deficiencias

Conozca datos que reflejan la realidad de la cartera que más fondos recibe por parte del Gobierno.

Menos niños

  • Este año, la cobertura del nivel primario alcanza  el 81%  y de los niños que ingresan a ese nivel solo siete de cada 10 logran culminar el sexto grado.
  • Cifras preliminares revelan que para el  ciclo escolar que finaliza hubo  119 mil 427 estudiantes menos inscritos en los  sectores público, privado, municipal y por cooperativa.
  • La migración y el retiro de las remesas condicionadas serían causas de la baja en la inscripción de los menores.

Infraestructura

  • De 58 mil 138 establecimientos educativos que hay en el país, el 66% —38 mil 670— es estatal. Otros 17 mil 663 corresponden al sector privado.
  • En la capital hay cuatro mil 825 establecimientos, de los cuales 846 corresponden al sector oficial y tres mil 965 son colegios.
  • De las escuelas públicas, algunas fueron inhabilitadas debido a la mala infraestructura.

Desarrollo

  • Según el índice de desarrollo humano 2015-2016, el 30.3% de adultos del país no tiene escolaridad.
  • En el área rural, la cantidad es de 42.7%, mientras que en el área urbana es de 19.9%.
  • Alta Verapaz es donde hay mayor índice de adultos sin escolaridad —53%— y el departamento que menos reporta es Guatemala.
  • En el país hay 800 mil jóvenes entre 15 y 23 años que no trabajan ni estudian.

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