EDITORIAL
Una reposición de clases que no debió necesitarse
El objetivo es reducir los rezagos en el aprendizaje.
A partir de una auténtica necedad colectiva que se prolongó durante tres meses, más de 350 mil estudiantes se quedaron sin clases a lo largo de 51 días hábiles. El ilegal paro del sindicato magisterial pastoreado por el dirigente Joviel Acevedo se convirtió en todo un atentado en contra del derecho constitucional a la educación. Hasta la fecha no se tiene noticias de resultados de las pesquisas, ordenadas por instancias judiciales, en contra de dicho personaje, al cual ciertos diputados acuerparon en sus estridentes pretensiones. Todos quedaron en evidencia.
Fracasó el paro desde el inicio, porque carecía de sustento legal y ético. Por más que hasta la Corte de Constitucionalidad avalara el irrisorio secretismo de la negociación de un pacto colectivo de servidores públicos, pagados con fondos públicos y que trabajan en edificios públicos, la ciudadanía guatemalteca repudió otra negociación a sus espaldas. La postura de la ministra de Educación rompió con una cadena oxidada que llevaba ya cuatro gobiernos y cuatro mandatarios uncidos a pactos de conveniencia. Sectores académicos, intelectuales, sociales y también grupos magisteriales visionarios repudiaron el paro ilegal, sobre todo por su brutal impacto en la continuidad del proceso de enseñanza. Reza el dicho que “el tiempo perdido hasta los santos lo lloran”, pero no los indolentes, cuya conducta llevó a sanciones administrativas.
El Ministerio de Educación publicó ayer el acuerdo ministerial 3464- 2025, Estrategia de Clases Presenciales en Casos de Suspensión de Clases. Esta medida se configura a partir de la necesidad de recuperar tiempo y completar aprendizajes de los niños y jóvenes que se vieron privados de clases a causa del paro, pero abarcará otras situaciones de emergencia.
La estrategia se centra en la implementación de clases presenciales alternativas durante períodos de suspensión o posteriores a estos. El objetivo es reducir los rezagos en el aprendizaje, utilizando sesiones en días alternos, con materiales didácticos provistos por la cartera de Educación. En la actual situación posparo, se convocó hace casi un mes la inscripción de aspirantes a tutores, para desempeñar un máximo de cinco mil plazas temporales durante un período de aproximadamente tres meses. También hubo llamamiento a la participación de maestros retirados que deseen hacer voluntariado, ejerciendo la vocación que aún los sigue motivando a compartir el saber.
Las áreas por cubrir, fundamentalmente, serán las de Lenguaje, Lectura y Matemáticas, por ser claves para el desarrollo de habilidades y herramientas para poder proseguir el avance de su aprendizaje. Estas clases extraordinarias se desarrollarán en los propios planteles escolares, aunque también en algunos centros comunitarios, para facilitar la proximidad de los estudiantes inscritos.
Esta gran operación de rescate de aprendizajes será sin duda alguna una interesante experiencia, sobre todo, para los tutores que posiblemente sean estudiantes de magisterio o aspiren un día a concursar por una plaza en el sector educativo oficial. Más allá de superar la crisis y subsanar vacíos pedagógicos, constituye un ejercicio de participación ciudadana, pues también se requiere del compromiso de los padres de familia y comunidades. Facultades y departamentos universitarios de Educación podrían también involucrarse y aportar el análisis de esta inédita campaña. Se trata de una reposición educativa que nunca debió necesitarse, pero eso ya es una responsabilidad civil o penal que debe deducirse a los exhuelguistas y sus mandamases.