EDITORIAL

Pueden mucho más todos los privilegios

La discusión de apenas dos artículos sobre las reformas al sector justicia puso en evidencia la calidad de Congreso de Guatemala: ninguno fue aprobado y cuando se discutía el tercero, relativo a la justicia indígena, la sesión terminó de manera abrupta, debido al boicot de los diputados del partido oficial FCN-Nación.

Quedó en evidencia que los diputados simplemente tienen interés en mantener sus privilegios y que siguen siendo temerosos de una justicia independiente. Esos dos primeros artículos buscaban despojar del derecho de antejuicio a alcaldes y legisladores. Sencillamente fueron rechazadas las enmiendas.

Pese a ser el antejuicio un privilegio vergonzoso, los diputados se sienten más seguros con que ese tipo de propuestas no alteren su tranquilidad y por el momento han legislado en su propio beneficio. Una conducta muy conocida por quienes han debido enfrentar pesquisas judiciales, como es el caso de Luis Rabbé, un prófugo de la justicia, que disfruta del cobijo de Daniel Ortega en Nicaragua, pero que pretende mantener sus privilegios en Guatemala.

Si la aprobación de estas reformas continúa por el mismo camino, no tiene ningún sentido que se extiendan las discusiones, porque todas las que tengan que ver con la dignificación de la justicia avanzarán en contra de los intereses nacionales. Como también se evidenció ayer cuando los primeros favorecidos en la controversial protección del antejuicio fueron los alcaldes.

La discusión del artículo 3 fue de mayor bochorno, porque dejó al desnudo las pasiones que afloraron una vez más en un circo ya tedioso, cuando se debate sobre temas como el pluralismo jurídico, que elevan la discusión, aunque todo con la clara intención de impedir cualquier tipo de avance.

Una vez más, el partido oficialista y su corte de tránsfugas se encargaron de boicotear los cambios, al punto de que allí terminó el debate, y probablemente la aprobación de cualquier posibilidad de enderezar el rumbo de la justicia.

El derecho indígena no solo sigue siendo una fuente de divisiones en el país, sino también se ha llevado a un punto de confrontación entre una gran parte de la población y representantes de sectores poderosos, claramente opuestos al avance de una iniciativa semejante.

Pero no solo los diputados quedaron mal ayer con el rechazo a aprobar los primeros postulados de una reforma que podría contribuir de manera significativa a la independencia judicial. Una vez más también quedó mal parado el presidente de la República, quien el pasado jueves, durante la presentación del noveno informe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, expresó su apoyo a las reformas.

Lo repitió ayer en su visita a Israel, pero pocas horas después los legisladores de su partido eran los primeros en boicotear el avance de esas modificaciones, situación que desmiente al mandatario y pone en duda sus verdaderas intenciones sobre este tema. Cabe también la posibilidad de que el presidente da esas declaraciones con convicción, pero eso a sus diputados les viene sobrando.

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