La madre, de 25 años, asegura que el gasto en leña es fuerte. Entre sus tareas debe buscarla en las montañas de la comunidad, pues no se trata solo de fuego, sino calor para mitigar el frío, sobre todo en invierno.
Fidelia Gregorio Andrés vive en la sierra de los Cuchumatanes, en Quininí, San Juan Ixcoy. Para buscar asistencia médica debe gastar Q150, entre pasajes y comida, y utilizar un día completo. Aunque en su vivienda cuenta con un poyo para cocinar en alto, respira el humo de su cocina.
Indica que padece de tos y que sus ocho hijos son vulnerables al catarro. Ella desconoce si el humo lo causa, lo único que sabe es que deben levantarse a las 5 de la mañana para preparar las raciones para los hombres que salen al campo a trabajar, darles desayuno y preparar el almuerzo.
Ella dice que para las mujeres no hay alternativa, deben cocinar con leña. En invierno es cuando hay mayores padecimientos, pues se moja la madera, aumenta el frío y las familias pasan más tiempo en el hogar.
Problema común
Sergio Tumax, director del Área de Salud en Huehuetenango, explica que este es un problema común en el altiplano del país, pero en algunas regiones de Huehuetenango es más evidente, sobre todo porque tiene implicaciones en la salud y las infecciones respiratorias son las afecciones más frecuentes.
El médico agregó que las mujeres son las más afectadas con el humo. En ocasiones, dice, los problemas de su salud que no son tratados pueden conllevan enfermedades crónicas como cáncer de pulmón o de las vías respiratorias, además de ceguera.
Según datos del departamento de epidemiología de esa institución, el 70 por ciento de afectados son niños.
Por César Pérez Marroquín
En el 2016 se reportó la muerte de 649 huehuetecos por neumonía en los 33 municipios. De esos decesos, 185 fueron de niños. En lo que va del 2017 van 136 fallecimientos, 37 de menores. Tumax afirma que toda la red de salud ofrece atención a los pacientes, que además se enferman con facilidad de tuberculosis. En la actualidad se han diagnosticado 79 casos.
Padecimientos graves
El ambientalista Rolando Gómez, delegado regional de la Fundación para la Conservación y el Ecodesarrollo (Fundaeco), afirma que al ingresar en las cocinas de las viviendas rurales se evidencian las capas de humo que se acumulan en la madera, paredes y techo, y las personas inhalan el bióxido de carbono producido por la leña.
Los efectos inmediatos son los daños en la salud de la población, que todo el tiempo vive con resfriados, alergias en las vías respiratorias o incluso llegan a desarrollar infecciones crónicas.
Consumo
La problemática crece porque la población aumenta y demanda combustible, para lo que utiliza leña. Se calcula que cada año se pierden 35 mil hectáreas de bosque entre la industria y leña, en esta última se considera que el 90 por ciento del consumo es producto de talas ilegales, en Huehuetenango.
La práctica de utilizar leña en las viviendas provoca emanación de gases de efecto invernadero con el bióxido de carbono, que biológicamente aporta al crecimiento de las plantas, pero las poblaciones rurales están expuestas. Según expertos, el riesgo aumenta pues las familias colocan la leña sobre tres piedras y el fuego queda abierto.
En Huehuetenango, las familias que utilizan leña consumen un metro cúbico al mes, alta carga sobre el bosque ya afectado con la expansión poblacional.
Poca reforestación
Según Gómez, cada año se reforestan mil hectáreas de bosque en los 33 municipios del departamento. Eso permite ganar 2 por ciento anual respecto de la tala.
Considera que las contradicciones ambientales permiten identificar zonas que ya no se pueden reforestar.
Por Carlos Álvarez
Gómez indicó que la fundación tiene cinco solicitudes para unas 300 estufas, pero la capacidad financiera solo les permite ayudar a 65 familias en los alrededores de la Laguna Maxbal, Santa Cruz Barillas, en la Franja Transversal del Norte.
Estufas ahorradoras
Rolando Gómez, delegado regional de Fundaeco, indicó que se han entregado más de 318 estufas mejoradas en comunidades de varios municipios de Huehuetenango. Eso ha generado un ahorro del 75 por ciento de consumo de leña, lo que ha coadyuvado a que baje la presión sobre el bosque y disminuyan las emisiones de bióxido de carbono, con lo que las familias se enferman menos.
Gómez reconoce que no hay una línea base en este tema. Sin embargo, existen resultados con esfuerzos pequeños que se hacen en relación a la salud de los pobladores, mientras que se ayuda al medioambiente cuando las comunidades cortan menos árboles.