Izabal

Impactante relato de buzo que sobrevivió 33 horas en el Caribe de Guatemala

Era un día normal para el buzo profesional Julio Cordón quien con el objetivo de buscar caracoles se sumergió en el mar, luego de finalizar su tarea y volver a la superficie se encontraba solo y empezó un calvario de 33 horas.

Julio Cordón naufragó el 6 de junio del 2019 y relató su experiencia. (Foto Prensa Libre: Captura de Youtube)

Julio Cordón naufragó el 6 de junio del 2019 y relató su experiencia. (Foto Prensa Libre: Captura de Youtube)

Esta experiencia casi le cuesta la vida a Julio Cordón luego de nadar durante 33 horas adentro del mar Caribe, entre Guatemala, Honduras y Belice.

La entrevista fue grabada 48 horas después que encontraron a Cordón con el propósito de buscar apoyo para lograr un helicoptero-ambulancia que pueda atender este tipo de emergencias en el país, compartió José Cruz, uno de los productores del video.

Más allá de la tormenta

 

El buzo profesional relató que luego de pasar por más de 25 ó 30 minutos en el fondo del mar, salió a buscar la lancha que lo acompañó en la travesía, pero su sorpresa fue que se habían alejado del punto donde él se encontraba.

En ese momento empezó su agonía y observaba aún la lancha a unos 300 o 500 metros de distancia, les gritó, pidió auxilio, pero nadie escuchaba, lamentó.

“En un momento de desesperación me despojé de mi equipo de buceo para poder tener un mayor alcance, pero el esfuerzo fue en vano”, expresó.

Los caracoles que había recolectado aún estaban en una red, se ató a ellos y pensó que si alguien lo buscaba lo encontrarían en el mismo punto, pero su angustia creció cuando ya no escuchó el ruido de los motores de la lancha.

Luego empezó a caer la noche y la corriente cambió repentinamente, subió una ola y ahí entró en el segundo ataque de pánico, pensó en su familia, en su bebé de más de un año, luego vino una tormenta y parte le pasó por encima.

“La mente no da para más, crea una barrera, se bloquea uno, no tenía fuerzas, pero sabía que debía nadar sin pensar más”, exclamó.

Decidió dejar todo el equipo, solo se quedó con las pataletas de buceo y un chaleco que debía inflar a cada momento, la angustia creció, no estaba desorientado, pero afirma que en mar abierto la señal es la cruz del Sur era lo único que lo mantenía en el rumbo.

Recuerda que encontró a un pato y por más que él nadaba con más fuerzas no lograba avanzar, incluso habló con el ave, y le reclamaba que envidiaba sus alas, llegó el medio día siguiente y fue cuando decidió que no iba a pasar otra noche en el mar,” hay un momento en que hay que determinarse”, afirmó.

“No había tomado agua, menos comida, nadé y sabía que me iba a quemar, pero el sol volvió a caer y caí en la parte pico del mar abierto y me volvía a empujar mar adentro, ahí pasé una hora o más sin lograr pasar esa barrera, ese fue el tercer ataque de pánico”, resaltó.

Al final logró pasar la barrera y llegó a tierra, se arrodilló y dio gracias a Dios por estar vivo.

Julio Cordón lamenta que en Guatemala no existan los helicópteros para emergencias y rescate en alta mar, por lo que espera con su relato poder crear conciencia de lo importante que es una guardia costera que cuente con un plan de emergencia para este tipo de casos.

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