Desde el día de la tragedia, López llegó a diario a la morgue provisional del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), instalada en Escuintla, pero fue hasta el martes último que recibió la noticia de que los cuerpos de sus familiares habían sido identificados.

“Siento tristeza porque ya no están conmigo, y dolor porque los perdí. Eran todo para mí, ya no tengo nietos que me hagan bulla ni a mi hija -de 21 años- que me visite los domingos. Ese día todavía le mandé su almuerzo”, menciona López Pozuelos, mientras se seca las lágrimas.
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Recuerda que sus familiares, quienes vivían dos cuadras arriba de su casa, ya no pudieron escapar de la nube caliente que cubrió San Miguel Los Lotes, en El Rodeo, Escuintla. “Solo seis sobrevivimos”, expresó.

Entre los fallecidos también está su yerno, que enterraron hace un mes, y tres de sus primos están desaparecidos. Junto a los restos de su hija y nietos también fueron identificados su consuegra, la hija de esta y sus nietos.
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Último adiós
Los cuerpos de sus familiares le fueron entregados a López Pozuelo el jueves al mediodía. Los menores en féretros blancos y los adultos en ataúdes de madera oscura.

Varias personas aguardaron bajo el ardiente sol a fuera de la morgue a la espera de la carroza fúnebre que llegó por los cuerpos para trasladarlos a Alotenango, Sacatepéquez, donde fueron velados.