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Policía ultimado en Ciudad Quetzal soñaba con vivir en un país sin violencia

Repudio y consternación ha causado entre familiares y amigos la muerte del agente de la PNC Adolfo Miguel Fuentes Orozco, de 32 años, quien pereció este miércoles en un enfrentamiento registrado en Ciudad Quetzal, San Juan Sacatepéquez.

Familiares y vecinos llegan a la vivienda de los padres del agente ultimado para darles el pésame. (Foto Prensa Libre: Whitmer Barrera)

Familiares y vecinos llegan a la vivienda de los padres del agente ultimado para darles el pésame. (Foto Prensa Libre: Whitmer Barrera)

El agente, cuyo cadáver quedó en un barranco en la colonia El Edén, Ciudad Quetzal, era originario del cantón San Miguel, San Andrés Chapil, San Pedro Sacatepéquez, San Marcos.


Según los familiares, a eso de la medianoche del martes partió de su comunidad hacia la Comisaria 16, Mixco, sin imaginarse que nunca regresaría con vida.

“Era una buena persona, le gustaba ayudar al prójimo. Estamos tristes y consternados y a la familia le queda la resignación que murió en el cumplimiento de su deber”, expresó Marlín Ardiano, vecina.

Un pariente comentó que Fuentes tenía seis años y 11 meses de prestar servicio en la PNC,  y que su sueño era contribuir a erradicar la violencia en el país, pese al riesgo que sabía que significaba. 

“Siempre soñó con ver un país diferente, sin violencia y por eso tomó la decisión de pertenecer a la Policía Nacional Civil (PNC). Siempre orábamos por él para que no le pasara nada y lastimosamente sucedió. No se merecía morir así”, lamentó un familiar.

“Por la necesidad se fue a trabajar a la Policía. Fue un gran ser humano y un buen padre, sin duda ahora vive con Dios”, dijo Oralia Michez, suegra del agente.

Era una buena persona, le gustaba ayudar al prójimo. Estamos tristes y consternados, a la familia le queda la resignación que murió en el cumplimiento de su deber”.


Angélica Tul, otra familiar, recordó que en todo momento brindaba apoyo a la comunidad: “Es muy difícil aceptar que a pocas horas de haberse ido de esta comunidad ya esté muerto. Mi cuñado era muy querido por muchas personas, pues a todos los saludaba”, enfatizó.

Los familiares esperan que, en las próximas horas, luego de las honras fúnebres en la Comisaria 16, donde estaba de alta, puedan velarlo en la vivienda de sus padres.

El agente fallecido en el cumplimiento del deber dejó en la orfandad a dos niños de 4 y 9 años, quienes esperan darle el último adiós a su héroe, como ellos le llamaban.

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