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Desbordamiento del río Naranjo en San Marcos afecta a 110 familias

Historia de nunca acabar durante el invierno de cada año, en el municipio de La Blanca, San Marcos. Debido al desbordamiento del Rio Naranjo y la marea alta del pacifico unas 110 familias del caserío Almendrales viven con sus viviendas anegadas.

Los pobladores del caserío Los Almendros sufren año con año las lluvias. (Foto Prensa Libre: Whitmer Barrera)

Los pobladores del caserío Los Almendros sufren año con año las lluvias. (Foto Prensa Libre: Whitmer Barrera)

Franz Igor Kiss Velásquez, delegado de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), señaló que las inundaciones se registran constantemente en esa área que se encuentra a unos 400 metros del rio Naranjo. Ese afluente arrastra las aguas por las lluvias que caen en la parte alta del departamento de San Marcos.

“No necesariamente las inundaciones son provocadas por las lluvias en esa región”, aseguró Kiss.

Por su parte las familias se han acostumbrado a vivir con el constante riesgo, ya que se duermen y se despiertan con al menos 60 centímetros de alto de inundaciones, y se niegan a ser albergados, como lo sugiere la Conred.


“Lo único que nos han dicho, no solamente este gobierno, sino todos los anteriores, es que nos tenemos que albergar, pero ninguna solución que evite que cada año suframos inundaciones como las que hemos vivido desde la semana pasada, cuando se incrementaron las lluvias”, indicó Eluvia Nolasco, vecina del sector.

Los niños han tomado las inundaciones como algo rutinario y se les observa jugar en el agua a pesar del riesgo a enfermedades sin que hasta el momento las autoridades les brinden alguna solución.

“Nos hemos acostumbrado a vivir con el agua, los niños son los que aprovechan a jugar y nosotros lo único que hacemos es mirarlos y curarlos después de hongos que ocasiona el agua sucia”, afirmó Nuria Olivares, vecina del sector.


Las inundaciones han llegado a medir hasta un metro con 50 centímetros, como en el 2015, cuando el río y el aumento de la marea provocaron el desbordamiento, en esa ocasión fueron albergadas las familias, pero persiste el temor que vuelva a surgir algo similar.

Pese a ello, las 110 familias se rehúsan a abandonar sus viviendas por temor a ser víctimas de robos o una invasión de otras familias que no cuentan con tierras para poder vivir, según un representante de la Municipalidad de La Blanca, quien pidió no ser mencionado.

“Hemos coordinado con la gobernación departamental para que se les abastezca con medicamentos a las 110 familias que padecen principalmente hongos en los pies, pues como caminan entre la inundación se enferman constante”, aseguro Kiss.

Alba Barrios, vecina del caserío Almendrales, señaló: “Ahorita estamos sufriendo demasiado, después de que se va el agua quedamos pisando lodo, nos enfermamos de fiebre y de hongos. Somos 110 familias que de verdad se afectan con la inundación”.

“La vivienda más cercana está a unos 10 metros de la orilla del rio, pero las que nos ubicamos más lejos, las inundaciones llegan hasta el interior de nuestras viviendas donde llega a medir 10 centímetros y tenemos que sacarla para evitar que se acumule y crezca el nivel”.


“La vivienda más cercana está a unos 10 metros de la orilla del rio, pero las que nos ubicamos más lejos, las inundaciones llegan hasta el interior de nuestras viviendas donde llega a medir 10 centímetros y tenemos que sacarla para evitar que se acumule y crezca el nivel”, añadió.

La Conred cuenta con un estudio técnico sobre las constantes inundaciones, sin embargo no existen los recursos para implementar una solución que minimice el riesgo.

“Tenemos entendido que la institución ya realizó un estudio para enrocar donde baja el río y que caiga a la bocabarra directamente, pero es un proyecto que lleva su tiempo y ya se pasó al Ministerio de Comunicaciones, pero el alcalde está en espera de una respuesta”, expuso el delegado de CONRED.

Mientras tanto las familias deben continuar caminando entre el agua que provocan las cotidianas inundaciones en al menos 400 metros de longitud de la comunidad Almendrales, esperando a que paulatinamente retroceda.

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