Gustavo manifestó que le sorprendió que las iguanas se multiplicarían rápidamente. “Cerca de mi casa hay un riachuelo y ya que el ambiente es fresco y cálido a la vez los animales aprovechan las mañanas de sol para recibir calor en el techo de lámina de la casa”, agregó.
Añadió que le indignaba que algunas personas se dedicaban a cazar estos reptiles, por lo que comenzó a alimentarlos y cuidarlos.
“Hay tal cantidad que es admirable, el techo se ve totalmente verde al estar cubierto de tanta iguana, lo cual no me molesta”, expresó Gustavo.
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Actualmente gasta unos Q40 diarios en la compra de lechuga y tomate para alimentarlas. “Para mí es una inversión verlas crecer y saber que al ser una especie exótica pueden mantenerse con vida”, enfatizó.
Vecinos frecuentan la vivienda con el propósito de ver a los ejemplares e incluso fotografiarse juntos a estos. “Para mí don Gustavo es noble con estos animales, nadie se lo pidió, pero él decidió darles refugio en su casa y ahora las iguanas lo buscan. Ojalá y reciba apoyo de instituciones encargadas de la conservación silvestre”, expresó la vecina Karla Cabrera.
“Es agradable ver que hay gente que se preocupa por la naturaleza, y Gustavo es uno de ellos. Este señor necesita apoyo por parte de entidades que ayuden a capacitarlo para el cuidado de estos animales, que incluso pueden ser llevados a otras zonas donde hay pocos ejemplares, pues tengo entendido que esta especie está en peligro de extinción”, comentó Jefrey Samayoa, vecino de Estanzuela.
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Carmelo Arturo Barahona Paiz, técnico en manejo de bosques y vida silvestre del Consejo Nacional de Áreas Protegidas, explicó que no constituye delito dar alimento y refugio a las iguanas y que no hay reportes de que Gustavo comercialice la referida especie.
Afirmó que en los próximos días coordinarán una visita con personal técnico para examinar donde están los animales y analizar de qué manera puede tratarse el caso, para prevenir una sobrepoblación de esta especie en el sector.
Explicó que estos reptiles son de sangre fría, por lo que buscan la altura para aprovechar los rayos del sol y alcanzar una temperatura de entre 28 y 35 grados centígrados. Añadió que, aunque generalmente son herbívoros, al no controlar la población podrían causar problemas en el ecosistema en el que se desenvuelven.
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