Deporte Nacional

“¡Ay, no! Yo no puedo”, el relato de cómo vivió la madre de Kevin Cordón el triunfo

“¡Ay, no! Yo no puedo. No lo vi jugar ni cuando practicaba en el gimnasio de aquí, de patojo”. Doña Dora podría ser una típica madre de Zacapa. “Canche”, la llama con cariño su esposo, aunque su tez y el color de su cabello no resaltan especialmente sobre el de sus vecinas. Lleva bota y muletas por una lesión.

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Kevin Cordón hace videollamada en vivo con Guatevisión y su familia en La Unión, Zacapa. (Foto Prensa Libre: Guatevisión Youtube)

Kevin Cordón hace videollamada en vivo con Guatevisión y su familia en La Unión, Zacapa. (Foto Prensa Libre: Guatevisión Youtube)

Se sienta en el salón de una casa que mantiene las puertas abiertas por el arduo calor de Oriente y porque la hospitalidad es su seña de identidad. El que pasa la saluda, a ella y a don Cuco, su marido. Varias cuadras a la redonda, todos saben dónde viven.

Son famosos, aunque más famoso es su hijo, que la noche del viernes venció 21-13 y 21-18 al surcoreano Heo Kwang-hee en los cuartos de final del torneo de bádminton de los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Su hijo es famoso, se llama Kevin, Kevin Cordón Buezo y, a la fecha, nunca le han visto jugar.

Bueno, una vez: “el único partido que vi fue contra el mexicano, y ni siquiera completo. Agarraba el celular, miraba, y lo tiraba”. Doña Dora se refiere al inaugural de estos Olímpicos en donde Kevin venció 21-14 y 21-12 a Lino Muñoz.

“Ahora mismo no creo que haya quién le gane en América”. Don Cuco, siempre sentado en el portal de su vivienda, dibuja una enorme sonrisa bajo su bigote cano cuando habla de Kevin. Está convencido de ello, el récord le avala: nunca un americano se metió entre los ocho mejores badmintonistas a nivel olímpico. Pero, como su esposa, tampoco lo ve.

“Y, me pongo a dar paseos. Va de caminar y caminar”. Su casa esta en la cima de una cuesta. La Unión, apodado “el oasis de Oriente”, tiene una geografía muy rota que le hace tener clima y altura propios de la zona nubosa de la Franja Transversal del Norte a pesar de estar en la desértica Zacapa.

Ahí, en ese punto alto, don Cuco se pone a dar vueltas frente a su acera cada vez que juega Kevin. “Lo bueno es que por los horarios (la diferencia con Japón es de 15 horas) aquí toca bien de madrugada y puedo caminar solo”.

Y es que, aunque Kevin sea oro panamericano en Guadalajara 2011 y Toronto 2015 ; plata en Río de Janeiro 2007 y bronce en Lima 2019, sus padres se ponen nerviosos en exceso. Eddy, su hermano, da la clave : « desde afuera parece fácil, pero uno que sabe por qué lesiones ha pasado, lo vive de otra manera ».

« Ay, sí. Yo no es tanto por si gana o no, eso es lo de menos, pero una de madre está pendiente de su salud, de si se cae, de si da un mal paso, de si se frustra ». Por eso doña Dora podría ser una típica madre de Zacapa, pero no lo es, porque su hijo se ha metido entre los cuatro mejores del mundo en un deporte dominado por asiáticos y europeos.

En la cancha central de La Unión sí que vieron a Kevin. La municipalidad colocó sillas y una pantalla gigante para ver el partido. En las horas previas, estuvieron retransmitiendo los encuentros de fase de grupos y octavos de final. La gente ñlegó con carteles, pancartas, banderitas de Guatemala pintadas en las mejillas y sombreros típicos de la zona.

Cada punto a favor se celebraba como si fuera en la final ; cada punto en contra se callaba como si supusiera la eliminación en primera ronda. El sufrimiento fue poco. Dos sets y para casa, o para su habitación en la Villa Olímpica, porque se aseguraba jugar dos partidos más.

En La Unión, alguien con alguna transmisión más adelantada, supo del triunfo dos puntos antes que el resto, y la metralla, seguida por varios cuetes, comenzaron a quemarse en el parque, frente a la iglesia en donde Kevin tuvo que entrenar por seis meses durante la pandemia para prepararse para Tokio 2020.

« ¡Kevin, Kevin, Kevin ! »

Esa metralla, a cinco cuadras de distancia con desnivel incluido, fue lo que le indicó a doña Dora de la victoria de su hijo. « Yo estaba encerrada con las cortinas cerradas y la tele encendida… pero con una película. ¡Aunque ni siquiera recuerdo qué película era ! ».

La cada de los Cordón, siempre abierta por el calor y la hospitalidad, se llenó de primos, tíos, conocidos, amigos, vecinos… se llenó de La Unión, que quiso felicitar a los padres del hijo predilecto.

De repente, en plena conexión en vivo con Noticiero Guatevisión, a Eddy le llegó una videollamada. Era Kevin.
« Se lo dedico a Guatemala, gracias por estar pendientes a pesar de las horas. Se lo dedico a mis papás, a mi familia, que saben lo duro que ha sido llegar hasta acá. Se lo dedico a mi hermano Marvin (fallecido en 2020), la gloria siempre para él, esté donde esté ».

Fuera de Japón, el sitio más parecido a Tokio debe ser La Unión. Ahí dio Kevin su primera entrevista luego de convertirse en semifinalista. Ahí estuvo su gente bancándolo en todo momento. Ahí estuvieron sus padres, que ganaron con los ojos cerrados, porque prefirieron no verlo, pero lo celebraron los que más.

EPÍLOGO : tras hablar con Kevin, la familia Cordón se mantuvo frente a la tele. Querían ver la final de los 100 metros mariposa, en donde otro guatemalteco, Luis Carlos Martínez, brilló y quedó séptimo.

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