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Accidente de avión de Chapecoense fue un “asesinato”, dice ministro boliviano

El ministro boliviano de Defensa, Reymi Ferreira, acusó este viernes de asesinato  al piloto del avión de LaMia, que se estrelló en Medellín con 77 personas a bordo, por haber volado su nave con escaso combustible, según investigaciones preliminares.

“En definitiva, no ha habido un accidente, ha habido un homicidio, lo que ha ocurrido en Medellín es un asesinato”, dijo Ferreira a periodistas en Cochabamba, centro del país.

Ante la consulta de que si el piloto (Miguel Quiroga) era el responsable, Ferreira respondió: “obviamente, si el piloto sólo hubiera cumplido lo que dice la norma, que es aterrizar en Cobija o en Bogotá, o por lo menos antes de accidentarse haya anunciado emergencia desde el comienzo, es posible que no hubiera habido esta tragedia”.

Según un informe oficial de una funcionaria aeroportuaria boliviana, Quiroga habría decidido obviar las paradas en puntos de reabastecimiento de combustible. Un técnico que sobrevivió a la tragedia testimonió también que el piloto no reportó una emergencia en el vuelo.

“Que alguien se atreve a llevar pasajeros con la gasolina exacta, viola un protocolo fundamental, básico de la aeronavegación civil, que debe tener al menos una hora y media de autonomía de vuelo desde donde parte hasta donde va a llegar”, señaló Ferreira.

Ante este tipo de críticas, la viuda de Quiroga, Daniela Pinto, pidió públicamente el miércoles “que la gente entienda que mi marido no es ningún monstruo”.

Fiscales de Bolivia, Brasil y Colombia, coordinan las investigaciones de las causas del accidente y, por el momento están con detención preventiva el gerente de la compañía Lamia, Gustavo Vargas Gamboa, y su hijo Gustavo Vargas Villegas, quien además fue jefe de registros de licencias de la Dirección General de Aeronáutica Civil  (DGAC).

Además, la Policía emitió una orden de captura internacional contra Celia Castedo, funcionaria aeroportuaria y primera enjuiciada por el caso, que buscó refugio en Brasil. Otro socio de la compañía, Marco Antonio Rocha, permanece en Asunción, Paraguay, desde una semana antes del accidente.

En el siniestro murieron 71 de las 77 personas que iban a bordo, entre ellas jugadores y directivos del club Chapecoense de Brasil, así como periodistas. Hubo además seis sobrevivientes.

Vargas admitió hace algunos días que la nave, un BA-146 modelo RJ85 que despegó de Santa Cruz, debió haberse reabastecido de combustible en el poblado boliviano de Cobija, en el extremo norte del país, para continuar su ruta hacia la ciudad colombiana de Medellín. La nave siguió de largo y tampoco fue reabastecida en Bogotá, según reportes preliminares.

Una de las principales hipótesis que se maneja es que el avión se precipitó a tierra porque se quedó sin combustible poco antes de llegar al aeropuerto de Rionegro, que sirve a Medellín. 

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