Además, fue el primer Mundial al que no asistió su fundador, Jules Rimet, fallecido en 1956 a los 83 años y un compatriota suyo, Just Fontaine, anotó él solito la friolera de trece goles, una marca no superada hasta hoy en día en un Mundial.
Pero Suecia fue sobre todo el Mundial auriverde. En semifinales goleó a Francia 5-2. La final, al contrario que en las dos ediciones anteriores, no deparó ninguna sorpresa. Brasil se impuso 5-2 al combinadlo anfitrión, con goles de Vavá (2), Zagallo y Pelé (2).