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Salvador Cabañas: un auténtico gladiador

Su rostro sigue denotando dolor. Aquel fatídico balazo que recibió en la cabeza la madrugada del 25 de enero del 2010, cuando experimentaba su mejor forma futbolística con el América de México, a su 29 años, continúa haciendo estragos en él, aunque, lleno de valentía, como solía ser en el rectángulo de juego, “sigue disfrutando de la vida”.

Salvador Cabañas atiende a los medios de prensa de Guatemala. (Foto Prensa Libre: Fernando López)

Salvador Cabañas atiende a los medios de prensa de Guatemala. (Foto Prensa Libre: Fernando López)

El insaciable olfato goleador que poseía, acompañado de sus sorpresivos regates y de la impecable frialdad a la hora de encarar la portería del rival, siempre fueron su mejor carta de presentación. Ídolo en Paraguay y en las Águilas del América, Salvador Cabañas dejó una huella imborrable en el balompié.

Cinco años han pasado de su nefasto accidente, que terminó con sus grandes aspiraciones futbolísticas —el flamante Mánchester United inglés pretendía contratarlo después del Mundial de Sudáfrica 2010—.

El paraguayo visitó recientemente el país, durante tres días, para compartir con varios deportistas, más que un mensaje de superación, un diálogo franco de lo bueno y lo malo que hizo en su vida.

Consejos

“Hay que cuidarse mucho y entrenar al cien por cien. Deben estar atentos de todo lo que hay en su alrededor. No tienen que pensar solo en el hoy, sino en el futuro. Deben estar siempre con su familia, porque ellos siempre van a estar allí”, fue parte de lo que recomendó a los atletas, con el ceño fruncido, el exdelantero de la selección paraguaya, dolido y nostálgico aún porque no pudo disputar ningún Mundial con su representativo —a seis meses de Sudáfrica 2010 sufrió el atentado—.

Nació en Itauguá, a 30 kilómetros de Asunción, Paraguay; el 5 de agosto de 1980.

Debutó con el 12 de octubre, a sus 18 años, anotando cuatro goles.

Fue el máximo romperredes del futbol chileno con el Audax, en el 2003.

En el 2006 se colocó por primera vez la casaca de la selección paraguaya, donde marcó 10 goles, en 45 apariciones.

Fue dos veces máximo goleador de la Copa Libertadores (2007 y 2008) con el América de México. Marcó 18 tantos.

Fue elegido en diciembre del 2007 el Mejor Jugador de América en la encuesta anual del diario uruguayo: El País.

En tierras aztecas también brilló con Jaguares de Chiapas al anotar 59 goles, siendo hasta el momento, el mejor en ese rubro. cabeza.


“Me arrepiento de todo corazón de haber ingresado a ese lugar donde me dispararon —Bar Bar, centro nocturno del Distrito Federal, México—. Lo hice en mi tiempo libre y lastimosamente me fue mal”, añade con una mirada que deambula y por momentos se desconecta del mundo el Mariscal guaraní, como solían llamarle.

Después de una larga y angustiosa rehabilitación, Chava intentó con tres clubes colocarse una vez más los botines de futbol, pese a que la bala seguía incrustada en su cabeza.

El 12 de octubre, donde debutó, y el General Caballero, le abrieron las puertas en Paraguay. En Brasil fue el Tanabi Esporte Clube, de la serie B del Campeonato Paulista. En ninguno de los tres volvió a brillar y el retiro era su única opción — 29 de mayo del 2014—.

El adiós definitivo

“He cambiado muchísimo. Ya no juego más al futbol, pero sigo estando dentro de ese entorno porque soy técnico en Paraguay del Patria Guaraní —Primera División de la Liga Yaguaronina—. Quiero enseñar a todos los que quieren ser futbolistas, aunque a veces me dan ganas de volver a las canchas”, relata Salvador, con una timorata sonrisa, de las pocas que se pudieron observar en su rostro, en su estadía en Guatemala.

“Me admiran mucho. Estoy muy contento. Todos quieren hacer lo que yo hice. Seguro van a llegar lejos”, menciona el siempre portador de la casaca 10, respecto de los futbolistas paraguayos que dirige en la actualidad.

El argentino Gerardo Martino, quien lo dirigió con la Albirroja en el camino a la Copa del Mundo de Sudáfrica de 2010, es el prototipo de estratega que busca ser en el futuro.

“Siempre tuve buenos técnicos, pero Martino tenía algo especial. Hacía que nosotros entráramos a los juegos con la motivación al tope. Me fijo mucho en él en esta nueva faceta”, afirma El Gordinho, quien adiciona que al único futbolista guatemalteco que ha enfrentado ha sido a Carlos Humberto Ruiz, cuando el delantero nacional militó en el Puebla de México.

Nuevo Calvario

El siguiente viacrucis que tuvo que soportar el guaraní se dio en su propio seno familiar. Su esposa —María Lorgia Alonso— decidió separarse de él de manera sorpresiva y cuando más la necesitaba. Ella se quedó con la custodia de sus dos hijos: Santiago (14) y Mía (10), y con la mayoría de sus bienes.

Según una entrevista divulgada por la AFP, Cabañas admite que su exconviviente se quedó con su lujosa mansión de Asunción, valuada en US$5 millones, y también le atribuye haberse apoderado de sus bienes, durante su convalecencia, en conveniencia con su representante y el abogado.

“Esa relación está totalmente terminada”, puntualiza de forma categórica Chava. “Comparto con mis hijos, que son lo más importante en mi vida”, añade.

Por su ruptura matrimonial, el guaraní se fue a vivir con sus padres. “Vivo tranquilo con ellos. Les mandé a hacer una panadería para que se mantengan ocupados y puedan tener ingresos”, alude.

Un gol que lo alivia

Cabañas guarda con mucha felicidad en su baúl de los eternos recuerdos, el gol que le marcó a Colombia como seleccionado paraguayo, rumbo a Sudáfrica 2010. Esa diana le calma cuando entra en crisis por lo tormentosa que se convirtió su vida.

El tanto se dio en el estadio Nemesio Camacho El Campín, en Colombia. Salvador recibe una pelota sobre el lado derecho y todos sus compañeros, como defensores rivales, esperan que saque un centro al área, pero el 10 Albirrojo saca un sorpresivo remate lleno de efecto y técnica con dirección a la portería.

Fue un soberbio gol, Cabañas lo celebró bailando con el banderín del tiro de esquina. Con su tanto, Paraguay derrotó a Colombia.

“Siempre lo voy a decir, ese fue mi mejor gol. Significó mucho para mí y al país”, rememora con su segunda sonrisa del día el eterno 10 paraguayo.

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