Diez años después, los anhelos de los hombres del fútbol de aquella época cristalizaron con la primera Copa del Mundo en Uruguay.
El pequeño país sudamericano se había ganado el derecho a organizar aquella primera edición después de haberse llevado el oro en los Juegos Olímpicos de París en 1924 y Amsterdam en 1928.
En este primer Mundial en “blanco y negro” sólo acudieron cuatro naciones europeas -Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumania- ya que, según esgrimieron otras federaciones, el viaje en barco resultaba demasiado largo, 15 días, y costoso. A esos cuatro países se les sumaron otros nueve americanos, para sumar 13 en total.
El primer partido, disputado el 13 de julio, enfrentó a México-Francia (4-1 victoria gala). Los amantes de las estadísticas ya contaban con un precioso dato: el primer gol de un Mundial lo marcó el francés Lucien Laurent en el minuto 19.
Como era previsible, dos países sudamericanos llegaron a la final. Argentina, que se deshizo en semifinales de un sorprendente Estados Unidos (6-1), y el anfitrión, Uruguay, que liquidó a Yugoslavia (6-1). El duelo rioplatense estaba de nuevo servido: los dos países se volvían a ver las caras después de la final olímpica de 1928 y Argentina clamaba venganza.
La Argentina del artillero Stabile ganaba en el descanso (2-1), pero la celeste de Andrade, Cea y Scarone dominó claramente la segunda parte y metió tres goles que sellaron el 4-2 y Uruguay se convirtió en el primer vencedor.