Economía

Emprendedor convierte aperitivos caseros en una empresa de alimentos congelados

En el mesón de su cocina y de una forma artesanal el colombiano John Elkin García empezó a preparar los palitos de queso que años después le abrirían las puertas del mundo empresarial con la creación de su marca de alimentos congelados.

La empresa pasó de vender productos fritos a productos congelados. (Foto, Prensa Libre: Efe).

La empresa pasó de vender productos fritos a productos congelados. (Foto, Prensa Libre: Efe).

Comprar una panadería en el barrio Aranjuez de Medellín lo acercó al arte de hornear y encendió su espíritu emprendedor que terminó en “Papi Paisa”, una empresa familiar que ha ido consolidando al innovar con sus productos.

“En ese negocio teníamos un panadero que preparaba palitos de queso muy buenos y empecé a pensar un negocio podía funcionar”, contó García, de 62 años.

Aprendió de forma empírica algunas técnicas para empezar a amasar su futuro con esos aperitivos que fue perfeccionando con nuevas recetas.

“En mi mente estaba tener una bodega para elaborar”, agregó el emprendedor, que probó suerte también conduciendo un camión y en negocios de confecciones y elaboración de artículos de cuero que no funcionaron.

Alquiló una casa y empezó a enseñarle a hacer el producto madres cabeza de familia del barrio Santa Cruz, un primer paso que le sirvió para empezar a comercializar entre 50 y 100 unidades de esos aperitivos que rellenó también con arequipe, bocadillo y jamón.

“Cuando las instruí bien, ellas se quedaban trabajando mientras yo me iba repartir, a cobrar y a ofrecer los productos a colegios y supermercados”, relató García.

Este emprendedor ha desarrollado su proyecto entre préstamos y con su hijo Juan Diego, el actual gerente de la empresa, como su mano derecha y su cómplice también en una charcutería que mantuvo por un tiempo, funcionó como punto de distribución y que finalmente vendió para dedicarse por completo a la empresa que estaba por nacer.

Varios trabajadores participan en el área de producción de productos congelados. (Foto, Prensa Libre: Efe).

Hace 15 años le dio el nombre de “Papi Paisa” por sugerencia de sus hijos como un homenaje al jefe del hogar y a la región a la que pertenecen, caracterizada por su pujanza.

En gran parte del proceso ha contado con el apoyo de la Corporación Interactuar, con créditos y capacitaciones que les han permitido reflejar su crecimiento del negocio con la venta diaria de mil unidades, fabricados en su planta por 15 empleados.

Otra visión

Con la formalización de la empresa, inició un “cambio de mentalidad”.

“Ya no se trata de tener una vitrina en el barrio sino una empresa”, expresó Juan Diego García.

Para él, su padre es un “hombre incansable, perseverante y trabajador” que fue el gestor del salto de calidad en el proyecto empresarial al tener “una idea más visionaria” cuando les propuso dejar de freír para empezar a distribuir de forma congelada su famoso producto.

John Elkin García es el emprendedor y quien ahora impulsa una empresa familiar. (Foto, Prensa Libre: Efe).

En la actualidad, entre los productos congelados que distribuyen en colegios, tiendas, restaurantes y supermercados están también panzerotti, empanadas chilenas y hojuelas, una oferta que próximamente será complementada con pizzas y pasteles, además de una línea integral con la idea de “proyectarnos más en grande”.

John Elkin señaló que en ocasiones no alcanzan a cubrir los pedidos y que ahora pocos veces salen en búsqueda de nuevos clientes, pues el “voz a voz” y el buen sabor de sus alimentos ha servido para posicionar la marca tras más de dos décadas de afrontar dificultades.

“Empezamos para solventar la situación económica, ahora tenemos esta empresa”, comentó el fundador de “Papi Paisa”.

De esos inicios, recordó las madrugadas en su cocina trabajando junto a su esposa Gladys Sepúlveda, con quien incluso llegó a vender sus productos frente a colegios en una época de escasez, o el tiempo que debía dedicar Juan Diego moliendo manualmente para tener lista la harina que su padre transformaría en productos para hornear o freír.

La historia es distinta ahora con la tecnificación que ha logrado la empresa, que tiene como propósito continuar su crecimiento con los conocimientos administrativos que viene adquiriendo su hijo y con la llegada de tres máquinas más.

“Vamos a poder aumentar el volumen de producción y atender más mercado”, expresó el emprendedor y subrayó que “el sueño mío, desde que empecé a preparar palitos de queso, es llegar a exportar mis productos”.

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