Justicia

Así las pandillas continúan reclutando menores en escuelas y campos de fútbol

Captura de presunto sicario en Escuintla expone que pandillas siguen reclutando adolescentes, dice jueza.

Menores de edad en  conflicto con la ley penal reciben capacitación sobre costura en el anexo de Gaviotas ubicado en la zona 13. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Menores de edad en conflicto con la ley penal reciben capacitación sobre costura en el anexo de Gaviotas ubicado en la zona 13. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Con la captura de un menor de 17 años que se presume ultimó a dos personas en Puerto San José, Escuintla, el fin de semana, sale a la luz una vez más el reclutamiento de adolescentes por parte de pandillas, que según la jueza Verónica Galicia ha disminuido en ciertas áreas, pero se mueve a otros lugares, en especial en centros educativos y asentamientos.

El sospechoso, alias el Niño o el Enano, fue capturado por la Policía Nacional Civil (PNC) después de una persecución en ese departamento y trasladado al juzgado de turno, que lo envió a un centro de privación de libertad para menores, donde permanecerá recluido mientras concluye su proceso por la muerte de dos personas. En caso de ser condenado a prisión, enfrentará una pena máxima de seis años, según lo estipula la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia.

Problema persiste

Galicia, a cargo del Juzgado de Ejecución de Medidas de Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal, refiere que a pesar de que el reclutamiento de menores por parte de las pandillas se ha reducido, no deja de ser un problema que persiste en escuelas, institutos y campos de fútbol.
“Ya no hay tantas captura como antes, en ocasiones solo una por mes. En los juzgados de turno a veces llegan uno o tres menores, pero años atrás las cifras eran más altas”, expresó.

Galicia lo atribuye al trabajo de prevención que llevan a cabo la PNC, la Secretaría de Bienestar Social, el juzgado y otras entidades, cuyas funciones, entre otras, son visitar las escuelas e institutos para concienciar a los alumnos y padres de familia con charlas sobre cómo prevenir este flagelo.

“En el caso de la PNC, se encarga de llegar a los centros educativos para revisar las mochilas de los estudiantes y con ello evitar que ingresen armas y drogas, como se ha hecho en otras ocasiones. Eso ayuda a que se vayan alejando los pandilleros. Este año se impartió una charla a siete mil padres de familia”, indicó la juzgadora.

A inicios de este año, las autoridades policiales alertaron de que los pandilleros llegaban a centros educativos e ingresaban a las aulas para reclutar a los alumnos, en su mayoría en las escuelas e institutos públicos ubicados en zonas con altos índices de delincuencia.

Para evitar el acoso de los pandilleros, los padres de los alumnos o adultos de confianza se han visto en la necesidad de acompañar a sus hijos a la hora de ingreso y salida del plantel, aunque el contacto con los pandilleros muchas veces ocurre dentro de las propias aulas.
A pesar de esa disminución de casos, la jueza Galicia considera que el problema persiste y analizan más acciones para erradicarlo.
“Ha bajado el reclutamiento de menores, tal vez porque las pandillas se están moviendo a otros centros educativos y tenemos que seguirles la pista”, apuntó.

Centros priorizados

El movimiento de los reclutadores de pandillas, según Galicia, ha sido más frecuente en establecimientos de las zonas 1, 6, 18 y 24, donde se encuentran los “planteles educativos priorizados”, debido a que “son los centros de donde provienen los adolescentes en conflicto con la ley”.

Uno de estos es el instituto Adrián Zapata, ubicado en la zona 2 capitalina, donde estudiaba el adolescente de 14 años ultimado el 13 de julio pasado porque no quiso integrarse a una pandilla.

A causa de este hecho, indicó Galicia, se trabaja con varias instituciones para crear un programa de alerta con el fin de proteger a menores vulnerables, porque el menor le había comunicado a los maestros de ese instituto que era amenazado, pero ninguna autoridad tomó acciones oportunas para protegerlo.

Delitos

Este año, el Juzgado de Ejecución de Medidas de Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal recibió 380 expedientes, en buena parte por los delitos de asesinato, extorsión, violación, portación ilegal de arma de fuego y violencia contra la mujer.

Según delegados del área de Reinserción de la Secretaría de Bienestar Social, uno de los factores por los cuales los menores de edad se integran a las pandillas son los hogares desintegrados. La gran mayoría de adolescentes solo crecen con su madre y a corta edad se le asignan tareas que no les corresponden, como trabajar o cuidar a sus hermanos.

También mencionan que la mala comunicación en la familia es una oportunidad que las pandillas aprovechan para “escucharlos, cobijarlos y que sientan que tienen un papel importante” en el grupo.

Captación

David Boteo, subdirector general de la PNC, manifiesta que en muchos casos los menores no tienen opción y aceptan regalos de las pandillas como zapatillas deportivas, celulares, ropa o dinero, y abandonan su hogar para acceder a cometer delitos como dejar teléfonos en los negocios para cobrar extorsiones y luego se encargan de recoger el efectivo.

Boteo añade que al llegar a los 13 años los adolescentes están listos para comenzar con el “chequeo”, una especie de evaluación en la cual las pandillas determinan si un menor de edad ya está apto para ser tomado en cuenta dentro de la banda y es cuando comienza el acoso, si este se niega.

“Antes, el ingreso de un adolescente a la pandilla ocurría después de ser vapuleado por los integrantes de la banda, pero ahora esto pasa después de que cumple la orden del líder de una clica, que hasta le puede ordenar cometer un homicidio”, concluye Boteo.

ESCRITO POR:

José Manuel Patzán

Periodista de Prensa Libre especializado en temas de seguridad, con 18 años de experiencia en periodismo escrito, radial y televisivo. Reconocido con el premio Periodista del Año de Prensa Libre en 2016.