La mayoría de las víctimas mortales se encontraban en la cantina Sol, en la calle principal del primer cantón de la población.
Según testigos, varios sujetos a bordo de una camioneta blanca dispararon contra quienes estaban en el negocio, donde se encontraron ocho cadáveres. Otras versiones indican que los atacantes iban a pie.
Una persona más murió afuera del negocio, otra fue hallada en una segunda cantina y una más murió en un hospital.
Los heridos, entre los que hay dos niñas de 11 años en estado grave, son producto de los balazos que los atacantes hicieron en su huida, ya que al escuchar las ráfagas varios vecinos se acercaron al lugar de la matanza.
Cuando se dieron a la fuga se robaron un automóvil, el cual abandonaron en el cementerio de la aldea San Martín, a cuatro kilómetros del lugar de la masacre.
Pesquisas preliminares apuntan a que los autores de este hecho podrían ser de cuatro a seis menores de edad con apariencia de pandilleros.
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DIFIEREN RELATOS
Los investigadores refieren que la causa del hecho es que supuestamente el propietario del negocio, quien también fue ultimado se negó a venderles licor a los agresores.
Un familiar de una de las víctimas del ataque afirmó que creen que el hecho no lo cometieron pandilleros, como indica la versión oficial proporcionada por el ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, quien llegó a la escena de la matanza.
El vecino aseguró que un ataque como este lo pudieron haber cometido personas que pertenecen a las fuerzas de seguridad. “Estas cosas no habían pasado, este ataque fue bien organizado”, expuso.
Incluso, varias personas afirmaron que antes del ataque pasó por la cantina un autopatrulla de la PNC, cuyos agentes habrían pedido Q500.
“Como no se los dieron, los policías le dijeron al dueño que ya no les vendiera licor a los menores de edad y que los sacara del lugar y se fueron. A los 15 minutos llegaron los atacantes”, explicaron.
En sus declaraciones, López Bonilla descartó tal versión, aunque confirmó que un autopatrulla llegó a eso de las 20 horas al lugar, debido a denuncias de vecinos, y entrevistó al propietario de la cantina Sol.
Al salir hizo dos rondas de seguridad y se retiró, ya que desde el 2005 el poblado no cuenta con sede policial, porque fue quemada por los vecinos.
Una hora y media después, explicó, y cuando la unidad llegaba a Jocotales, Chinautla, los alertaron de la balacera.
“Solo dijeron que habría algo fuerte”, dijo el funcionario.
Familiares de Aurelio Suret Pixtún, uno de los ultimados, relataron que él estaba en su casa y a punto de dormir cuando le avisaron que habría un ataque, pero dijo que ignoraba quién lo cometería.
“Se puso su ropa y salió en su carro a avisar, y por eso lo mataron”, manifestaron entre sollozos y en idioma kaqchikel. “No estoy acusando a nadie”, recalcó el familiar.
La Policía refirió que el vehículo hallado pertenecía a Suret Pixtún.
OBREROS
Peritos en recolección de evidencias del Ministerio Público informaron que en la escena del crimen localizaron varios casquillos de calibre 9 milímetros y encontraron indicios de ojivas de revólver de calibre .38.
Refirieron que la mayoría de víctimas tenían mochilas con ropa, ya que se dedicaban a varios oficios, como herrería, carpintería y agricultura.
Familiares y amigos de las víctimas llegaron frente a la cantina a reconocerlos, en tanto que agentes de las Fuerzas Especiales Policial, con el apoyo de soldados, acordonaron el lugar mientras el MP buscaba indicios de los atacantes.
GOBIERNO
“Fue pandilla”
El ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, atribuyó la matanza en San José Nacahuil a pandilleros, aunque no explicó si estaría relacionada con el cobro de extorsiones.
Afirmó que la matanza podría estar ligada a las temibles pandillas que hay en esa región, debido al “modus operandi que emplearon”. Expresó que en el área de la masacre operan unos tres grupos de la violenta Mara 18, antagónica de la Mara Salvatrucha.
“Es una comunidad bien organizada, por eso nos extrañó, y tienen su propia seguridad, que les permite tener el control de quién entra y quién sale de la población”, refirió el funcionario.
Aseguró que hasta ayer no habían encontrado indicios de que en el lugar hubiera narcomenudeo, y solo hallaron productos legales que vendían en la cantina donde ocurrió la masacre.
Versiones confusas
Datos oficiales no concuerdan con los de la población.
Familiares de las víctimas dijeron que quienes cometieron el ataque son profesionales y no pandilleros, y señalan que agentes de la Policía podrían estar involucrados.
La Policía supone que serían pandilleros quienes cometieron la matanza y sindican a una banda de antisociales.
Otra teoríaes que llegaron menores de edad al expendio de licor y cuando se negaron a venderles comenzaron a disparar.
Los familiaresindicaron que días antes hubo un altercado entre pobladores, pero no explicaron cuál fue el problema.
ANTECEDENTE
Ocho años sin Policía
Desde el 2005 la Policía se marchó de San José Nacahuil, San Pedro Ayampuc, después de que los vecinos quemaron la subestación el 12 de octubre de ese año.
En esa fecha los pobladores se enardecieron porque, según ellos, la Policía intentó dispersar una reunión vecinal en que discutían el mal servicio y el aumento al precio del pasaje del transporte público.
Los vecinos señalaron a los agentes de complicidad con los transportistas y destruyeron el inmueble.
Mauricio López Bonilla, ministro de Gobernación, indicó que desde entonces la presencia policial es solo a través de patrullajes de agentes de la Comisaría 12.
La subestación permanece cerrada y el temor se ha apoderado de los habitantes de Nacahuil, que hablan entre susurros de la delincuencia que poco a poco se ha incrementado.
De acuerdo con el ministro, desde ayer permanece en esa comunidad un contingente de las Fuerzas Especiales Policiales apoyado por soldados.