Justicia

Las fotos que tienen en aprietos al proyecto Serigrafía La Gringa, en el COF

El Sistema Penitenciario prohibió el ingreso de los administradores de la empresa de serigrafía La Gringa al Centro de Orientación Femenina, por una serie de fotografías que habrían tomadas en las instalaciones sin la autorización respectiva.

La serigrafía La Gringa emplea en el 2021 a 60 privados de libertad. (Foto Prensa Libre: Facebook Serigrafía La Gringa)

La serigrafía La Gringa emplea en el 2021 a 60 privados de libertad. (Foto Prensa Libre: Facebook Serigrafía La Gringa)

En las cárceles guatemaltecas prevalece la corrupción y la violencia, pese a que la Constitución y tratados internacionales establecen que los objetivos primordiales de las prisiones deben ser la rehabilitación y la reinserción social de los reclusos.

Actualmente el Sistema Penitenciario (SP) tiene 679 programas laborales, 125 proveedores, 12 programas de psicología, 19 talleres de psicología, 32 programas de trabajo social, que en total agrupan panadería, carpintería, herrería, comedores, tiendas, cultores de belleza, tejidos típicos y sublimación de tazas, entre otros.

Uno de estos programas está a cargo de la empresa Serigrafía La Gringa, en la cual personas privadas de libertad se rehabilitan por medio de la confección de prendas elaboradas en los centros y vendidas en línea o a clientes que se ponen en contacto.

Este proyecto es dirigido por Ashley Williams, una ciudadana estadounidense que desde hace 12 años implementó el proyecto que replica en varios centros carcelarios y ofrece su producción tanto a empresas estatales como del sector privado.

Sin embargo, ahora está en aprietos debido a que el SP suspendió de forma temporal el ingreso de los encargados de la empresa al Centro de Orientación Femenino (COF), por supuestamente violar el protocolo de seguridad del recinto.

Los problemas administrativos surgieron por la publicación de unas fotografías en redes sociales en las cuales se observaba al personal de la serigrafía que no es parte de la población reclusa, junto a varias privadas de libertad. Como norma, a ninguna cárcel se permite el ingreso de dispositivos telefónicos o cámaras digitales sin previa autorización de las autoridades.

Luego de tener conocimiento de las imágenes, la Subdirección de Rehabilitación Social de Presidios, a través de un oficio, solicitó a los responsables del proyecto, Williams entre ellos, que en un plazo de 24 horas justificara con qué dispositivo fueron tomadas las mencionadas imágenes, que adjuntara la autorización del ingreso de la cámara fotográfica, remitiera los archivos originales y el permiso de las reclusas indicando que autorizaban la difusión de sus rostros.

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Por ahora el caso sigue bajo análisis por parte del SP, pese a que la serigrafía entregó la información y documentos que le solicitaron por la vía oficial.

Gerardo Villamar, defensor de las personas privadas de libertad de la Procuraduría de los Derechos Humanos, refiere que tienen conocimiento de la información que se han intercambiado y emitieron recomendaciones para ambas partes.

En el caso del Presidios, le indicaron que siga apoyando los programas de rehabilitación como el que impulsa la serigrafía, y en lo que respecta a Williams, le sugirieron que debe entregar los datos solicitados por el SP.

“Se les dijo a las dos partes que si necesitaban una mediación por parte de la PDH podríamos colaborar”, especificó el defensor. Agregó que en estos procesos administrativos y operativos se tendrá que profundizar si no existe alguna violación a los derechos humanos de los privados de libertad.

Prensa Libre intentó contactar con algún directivo de la Serigrafía La Gringa para conocer su opinión al respecto, pero informaron que estaban siguiendo el proceso administrativo y no opinarían hasta concluirlo.

Serigrafía La Gringa
Serigrafía La Gringa lleva 12 años trabajando en centros carcelarios de Guatemala, elaborando artículos para empresas estatales y privadas. (Foto Prensa Libre: Facebook Serigrafía La Gringa)

Buenos resultados

Lizandro Acuña, investigador en temas de seguridad y justicia, opina que los programas enfocados en rehabilitación y reinserción buscan que los privados de libertad sean reincorporados a la sociedad y aprovechar el tiempo que están en el Sistema Penitenciario para que se formen y generen sus propios ingresos.

Sin embargo, advierte que es muy bajo el porcentaje de personas reclusas a las cuales les interesa adherirse a dichos proyectos, porque algunas prefieren especializarse y reorganizarse en prisión para seguir delinquiendo en el exterior.

“Si el Estado no tiene el control de las cárceles del país es prácticamente poco lo que se puede hacer con estos programas, porque muchos carecen del presupuesto que permita que cuenten con el personal idóneo, los insumos y las herramientas para que sean implementados”, explicó Acuña.

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En Guatemala los centros carcelarios tienen una sobrepoblación de más del 300 por ciento, por lo que el analista señala que la corrupción, el hacinamiento, la inseguridad y otros problemas impiden que se desarrollen las propuestas de rehabilitación y reinserción.

Proyecto de 12 años

El proyecto de rehabilitación de Ashley Williams funciona desde 2008 en la Dirección General del Sistema Penitenciario. Comenzó dando trabajos de corte y confección a mujeres, pero después su programa se extendió a los centros de privación de libertad para hombres.

Williams ingresó a las prisiones por su cuenta, nunca ha sido reclusa y su equipo de trabajo son las personas que cumplen pena de cárcel. La serigrafía, desde que se puso en marcha, ha empleado a 520 personas. Este año hay 60 internos trabajando.

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Costura, serigrafía, bordado y sublimación son los servicios que ofrece la Serigrafía La Gringa, un proyecto que contribuye en el proceso de reinserción. Ha producido material para los ministerios de Educación, Gobernación y Economía, así como para empresas del sector privado.

Se debe tomar en cuenta que muchos reclusos se benefician del programa durante varios años, mientras cumplen sus condenas. Por medio de los ingresos que reciben pueden mantener a sus familias y aprender nuevas habilidades.
Además, las estadísticas del SP destacan que ninguno de los reclusos que han trabajado en esta empresa ha reincidido en acciones delictivas.

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