Guatemala

Monzón: El soborno acordado era de US$7 millones

Desde la celda —de 3.5 por 2 metros— que comparte con Salvador Estuardo González alias Eco, Juan Carlos Monzón refiere detalles de los sobornos por la adquisición, adjudicada en 2014, de un equipo biométrico que serviría para el registro migratorio y por el que se había pactado una comisión de US$7 millones.

Juan Carlos Monzón —al frente— y Salvador González —al fondo— se acomodan en la estrecha celda de 3.5 por dos metros que comparten. Tienen una cama, fotografías, un calendario, un frigobar, un desayunador, dos sillas y un televisor. (Ilustración Prensa Libre: Esteban Arreola)

Juan Carlos Monzón —al frente— y Salvador González —al fondo— se acomodan en la estrecha celda de 3.5 por dos metros que comparten. Tienen una cama, fotografías, un calendario, un frigobar, un desayunador, dos sillas y un televisor. (Ilustración Prensa Libre: Esteban Arreola)

El ex secretario privado de la Vicepresidencia también detalla otras coimas, resultado de negocios en las portuarias y que se depositaron en la cuenta de la firma Transacciones Monetarias Unidas. Habla también de la habilidad de Jonathan Chévez para ocultarlas.

Monzón cuenta las razones por las cuales el gobierno del partido Patriota decidió “deshacerse” del interventor de Puerto Quetzal, Allan Marroquín, quien fue detenido el miércoles en EE. UU.

Respecto de su relación con Héctor Valdez —actual asesor del alcalde de Mixco, Neto Bran—, dijo que lo considera su “maestro y mentor”, más que Roxana Baldetti, a quien aún llama “la Jefa”.

Esta entrevista se efectuó durante dos jornadas, el viernes 14 de octubre y ayer. Por las extremas medidas de seguridad, solamente se permitió el ingreso de papel y un lápiz.

En la celda, sobre un desayunador hay dos rotativos del día, ambos anuncian en sus portadas la deportación de Marroquín, de quien Monzón, asegura, “sabe mucho”.

El mago Chévez

“Jonathan Chévez era un mago, sin duda. Podía hacer cualquier cosa que le pidiera. ¿Cómo? No lo sé”, refiere Monzón.

Chévez era el director financiero de Transacciones Monetarias Unidas.

La cuenta con ese mismo nombre fue la receptora de los sobornos durante la administración del gobierno del Partido Patriota (PP), según las investigaciones de la Fiscalía, y el testimonio de Monzón lo confirma.

“Allí se depositaban los sobornos de TCQ, de las grúas, la energía de los puertos, las obras de construcción y la compra de los granos para la bolsa segura. Los fertilizantes no, para eso facturamos transporte y combustible”.

¿Coimas de la reconstrucción del terremoto de San Marcos? (2012), se le pregunta. “De eso no, estábamos muy nuevos”, confiesa.

De acuerdo con las investigaciones de la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig), la cuenta también recibió parte del soborno por la puesta en marcha de un sistema de registro digital para la Dirección General de Migración (DGM) que se le adjudicó a la empresa Security Assitance Group S.A. (SAG), en 2014.

“El del Registro Migratorio fue un negocio del presidente —Otto Pérez Molina—, Mauricio —López Bonilla, exministro de Gobernación— y un exembajador”, señala Monzón.

“En diciembre de 2014, Roxana me llamó y me dijo: Mauricio se quiere babosear al presidente, te va a presentar a alguien. Y me presentaron a Gustavo Brignone”, recuerda.

Así fue, según Monzón, el inicio del negocio del sistema de control capaz de captar y comparar las huellas y fotografías de rostros de quienes ingresaran o salieran del país.

Este cruce de datos en tiempo real que SAG ofrecía ayudaría a detectar la presencia de personas que representaran una amenaza para la seguridad nacional o fueran buscadas por la Interpol.

“Acordamos —con Brignone— que me iba a entregar por el contrato del control migratorio la comisión de US$7 millones: US$1 millón de entrada y US$6 millones divididos entre el tiempo que tardaba el contrato, a razón de US$83 mil 333 mensuales, durante los cinco años restantes”, cuenta Monzón.

“Y utilicé al mago otra vez y él me entregó solo una parte del primer pago del millón, porque después vino mi captura”, recuerda.

El 16 de diciembre del 2014, López Bonilla viajó a Washington para reunirse con el Departamento de Seguridad Nacional, y fue ahí que le informaron de la compra, según refirió Monzón.

La adjudicación se hizo entre denuncias de tráfico de influencias, pero el 20 de mayo del 2015, justo antes de dejar el cargo, López Bonilla, “por causas de fuerza mayor”, rescindió el contrato.

“Por supuesto, cuando se dieron cuenta de que yo manejé la comisión del negocio, Mauricio botó el evento. Gustavo —Brignone— me preguntaba: ¿Qué hago con Mauricio, que pide el millón por adelantado?”, sostiene Monzón.

“Por cierto, aclaro que no soy primo de Gustavo Orellana Boche —sindicado en el caso El Bodegón de tener una cuenta mancomunada que alimentó la de Transacciones Monetarias Unidas—”, asegura Monzón.

Sobre Marroquín

Monzón ve de reojo los titulares de los periódicos que anuncian la captura de Marroquín y su posible deportación.

“Los negocios de TCQ fueron solo algunas de las razones por las que se sacó a Allan”, comenta.

“También estaban las plazas fantasmas —muestra un listado de 13 de estas que guarda en sus archivos—. A eso había que agregar sus problemas familiares, que estaban fuera de control, además que él ordenaba y operaba, pero cuando tenía que firmar siempre había alguna excusa, por eso es que muchos de los contratos aparecen firmados por Julio Rolando Sandoval —ex subinterventor, detenido—.”

Es la hora del baño y el desayuno en Pavoncito. Un ruido intempestivo provoca que Monzón salte de su silla y vea a todas partes. “Todo mundo pone a Roxana como la mala, y no es así. El cerebro es Otto, siempre lo fue”, indica.

“Ella se lo consultaba todo a él, pero él siempre fue la cara angelical del gobierno. Ella le fue leal hasta donde ya no”, sostiene Monzón.

Traicionados

El 19 de abril del 2015, tres días después de que el caso La Línea se hizo público y Monzón desapareció, Baldetti retornó a Guatemala.

Ella insistió en que Monzón la había acompañado a Corea porque tenía interés de aprovechar el viaje para asuntos privados de sus empresas en Asia, lo que ella aceptó.

Monzón permaneció 172 días prófugo. “Roxana me traicionó, y del acuerdo que hicimos en Corea no se cumplió nada. Hace un tiempo me envió un emisario y le mandé a decir: Jefa, ¡diga la verdad, la verdad que usted sabe!”, dice, exaltado, el colaborador eficaz de la Fiscalía, función que lo lleva a compartir la celda con Eco.

El exsecretario de la vicepresidencia no es, sin embargo, el único que se siente traicionado en todo el proceso.

Baldetti declaró en una ocasión refiriéndose a él: “No sabía que tenía un alacrán en la camisa y que yo misma me colgué”.

Nueva declaración

Monzón  rindió su última declaración el martes último, en la Fiscalía Especial contra la Impunidad.  Ahora trabaja en los detalles de otra estructura de lavado que, asegura, involucra a unas 180 personas.

“Son millones”, afirma Monzón, el monto lavado por este grupo.

“Hay empresarios. Hasta ahora solo se ha mencionado a los gatitos, pero faltan los verdaderos”, asegura.

“Se ha mencionado a los de siempre, las constructoras, pero hay más y la Fiscalía lo sabe”, añade.

Los nuevos implicados habrían actuado, otra vez, junto a  la Superintendencia de Adminstración Tributaria.

Monzón ya relató a la Fiscalía en la causa Cooptación del Estado cómo integrantes del PP contactaron a  empresarios.

Cuando se le pregunta cuál es el punto más débil en un gobierno, después de una pausa Monzón afirma: “El Ministerio de Comunicaciones; es donde más negocios se pueden hacer”.

González ha vuelto de desayunar y con  masking tape recoge las cortinas de las pequeñas ventanas.

“¡Es feriado! ¿Esperás a alguien, que estás arreglando?”, le inquiere Monzón. “Siempre espero a alguien”, le responde. “Yo no, yo nunca espero”, dice como para sí Monzón.

ESCRITO POR: