Guatemala

Reos causan temor en Hospital General

Hospital General San Juan de Dios brinda atención médica a 30 privados de libertad a la semana, debido a que las clínicas en la cárcel de Fraijanes 1 son insuficientes.

(Infografía Prensa Libre)

(Infografía Prensa Libre)

Sin exhibirse, de manera disimulada, siete hombres armados en cuatro motocicletas vigilan tres días a la semana el Hospital General San Juan de Dios, en la zona 1, desde hace un mes. La causa del despliegue de tal logística es resguardar la vida del reo Osmán René Coronado Martínez, uno de los cabecillas de la pandilla del Barrio 18, quien acude a terapias de rehabilitación.

Afuera de la consulta externa, desde las 6.30 horas, un grupo de jóvenes que coincidentemente viajan en motocicletas se estacionan  y empiezan a observar los movimientos de pacientes y  automotores en la 1a. avenida. Todos usan camisas largas, debajo de las cuales  llevan armas.

A las 7 horas, los agentes de seguridad del hospital abren las puertas de la consulta externa. Algunos pacientes llevan su carné y eso les facilita el ingreso. Las personas que por primera vez acuden a ese centro asistencial   son  registradas en la base de datos, pero la mayoría entra sin mayor restricción.


Veinte minutos después, el panorama cambia. Llega al hospital una camioneta del Sistema Penitenciario (SP),  placa SP-012, se abren las puertas traseras y de ella bajan ocho guardias, quienes aseguran el área y luego bajan a Coronado Martínez.

Los hombres armados observan la llegada del reo. No hay saludo alguno entre ellos. Coronado Martínez ingresa con muletas al centro asistencial, sin mayor demora.

Tiene sesión privada 

El prisionero, custodiado por guardias, camina por los pasillos del hospital y llega al  área de Medicina Física y Rehabilitación. De inmediato alguien del personal médico les indica a los pacientes que salgan del gimnasio. “Por favor, paren su terapia; salgan y esperen, por favor”, les dice.

Coronado Martínez tiene todos los aparatos a su disposición. Los médicos lo reconocen como uno de los pandilleros más peligrosos de la mara  y no ignoran que fue condenado a 192 años de prisión por 11 asesinatos de conductores del transporte público y comerciantes.

Uno de los guardias de la Penitenciaria relató que es necesario contar con ocho agentes para vigilar al reo, por su peligrosidad: “No nos podemos descuidar porque se puede escapar; lo pueden rescatar o le pueden disparar”, refirió.

Durante la visita del preso, los agentes de seguridad del hospital  están atentos a los movimientos dentro y fuera del edificio e informan de estos a cada instante, en tanto que   algunos pacientes, enfermeras y médicos siguen su labor en otras salas.

La atención a pacientes continúa en el hospital, mientras Coronado Martínez termina su terapia a las 8.30 horas. Luego  camina hacia el pasillo y  una mujer sale a su encuentro, lo abraza, le da comida y una bolsa con ropa.

Miedo en los pasillos

El poder tácito de Coronado Martínez se expande en los pasillos del centro asistencial los lunes, miércoles y viernes, cuando acude a las terapias de rehabilitación del talón derecho.

En ocasiones llegan otros individuos y se reúnen con él en el gimnasio, además otras mujeres lo visitan con frecuencia.

El reo fue herido el 28 de julio del 2015, cuando   integrantes de la mara Salvatrucha y del Barrio 18 se enfrentaron en el sótano de la Torre de Tribunales,   en la zona 1, cuando acudían a una audiencia.

El vocero del SP, Rudy Esquivel, indicó que Coronado Martínez fue referido al Hospital General para terminar su rehabilitación, por orden judicial, debido a que  las clínicas de Fraijanes 1 no cuentan con los aparatos necesarios.

Prisión hospitalaria

En la actualidad, en el quinto piso del Hospital General San Juan de Dios están internados   seis reclusos, y unos guardias los vigilan para evitar que se fuguen.

En promedio, ese centro asistencial  brinda atención médica a 30 presidiarios por semana.

“No podemos seguir así. Recibimos a las reclusos porque tampoco se les puede negar el derecho a la salud, pero no es seguro, puede ocurrir un ataque”, advirtió Figueroa.

El 10 de marzo del 2015 explotó una granada en la consulta externa del mismo hospital y causó heridas a 25 personas. Según las autoridades, en esa ocasión el ataque iba  contra Marlon Alexander Ochoa Mejía, uno de los cabecillas del Barrio 18.

En el San Juan es común ver a  guardias y reclusos. El 8 de marzo de este año se fugó de ese lugar Juan Carlos Martínez, de 38 años, quien está procesado por extorsión.

En medio de esta situación, Coronado Martínez genera temor entre personal y pacientes.  Al salir del edificio se despide de la mujer que lo acompañó, se sube al vehículo del SP y regresa a la cárcel  Fraijanes 1.

Los siete hombres que vigilaron la estadía del recluso esperan a la mujer. Dos de ellos la escoltan y se retiran en un taxi.

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