Ahora los migrantes, entre los cuales se cuentan miles de guatemaltecos, guardan la esperanza de que ocurra un cambio en la elección del próximo martes y lo tienen claro: para ello Trump no debería ganar.
Elmer Oliva es un ejemplo de los guatemaltecos que esperan que las cosas sean diferentes a partir del próximo año. En el 2018 su familia fue víctima de la política Tolerancia Cero ya que cuando su esposa y dos hijos menores de edad llegaron a la frontera sur fueron separados durante varios meses.
Oliva, quien teme que Trump repita en la presidencia, había migrado desde la capital guatemalteca años antes porque sufría amenazas de muerte que al cabo de un tiempo se extendieron hacia su familia.
Cuenta que sus hijos aún padecen las secuelas de esa “terrible” separación, que también sufrieron otros miles de niños, padres y madres de varios países, principalmente de Guatemala, El Salvador y Honduras. A propósito, la política Tolerancia Cero ha dejado a más de 500 infantes en el limbo puesto que aún no ha sido posible localizar a sus padres.
“Donald Trump no quiere a los extranjeros, los quiere sacar, a pesar de eso algunas encuestas lo dan como ganador y eso nos deja pensativos porque creemos que los migrantes no tendríamos cabida aquí y podemos ser expulsados”, afirma Oliva, quien actualmente junto con su familia pelea un proceso de asilo para no ser deportados a Guatemala ya que su vida correría peligro.
Pero los guatemaltecos que ya llevan muchos años de vivir en EE. UU. también consideran que otros cuatro años de Trump en el poder podría agravar la situación para los migrantes en ese país.
Hay miedo
Anamaría Tejada, una guatemalteca que lleva más de 30 años de radicar en ese país, que ya tiene la ciudadanía estadounidense y que por lo tanto ya puede votar, señala que este año lo hará por el candidato demócrata Joe Biden, debido a que Trump hizo un mal manejo de la pandemia del coronavirus, pero sobre todo porque “se ha dirigido a los migrantes hispanos como criminales”.
En tono de reclamo, esta migrante que radica en California un estado en donde históricamente han triunfado los candidatos demócratas, señala que la política de Trump como la separación de familias y encarcelar a menores de edad ha violado los derechos humanos.
La retórica con la que ha actuado el gobernante ha llevado a sus simpatizantes a adoptar comportamientos intolerantes y hasta racistas en contra de la comunidad hispana, considera Tejada.
Asegura que en este proceso electoral los simpatizantes demócratas están inmersos en un clima de inseguridad como “nunca antes se había sentido”. Por ejemplo, en varias localidades se observa mucha propaganda a favor de Trump, pero ninguna en apoyo a Biden.
Tejada considera que en el estado la gran mayoría apoya al exvicepresidente estadounidense, sin embargo, cuenta que pocos se atreven a decirlo porque tienen miedo de que los partidarios de Trump les hagan algún daño.
No obstante, no solo en California, sino en muchos estados de la Unión Americana hay muchos hispanos que apoyan a Trump, sobre todo los que ya han logrado la ciudadanía, y que se inclinan por una agenda conservadora que, por ejemplo, se opone al aborto y al matrimonio homosexual.
Participación
Algunos connacionales se han involucrado de lleno en el activismo político y, pese a que no pueden ejercer el voto, se han dedicado a fomentar el empadronamiento y el voto, entre aquellos hispanos que ya adquirieron la ciudadanía o bien sea nacieron en EE. UU.
Otros guatemaltecos, los de a pie como se suele decir, aquellos que solo se dedican a trabajar para sobrevivir y enviar dinero a sus familias en Guatemala, solo son espectadores, tal vez ni siquiera dimensionan la importancia que para ellos puede representar el resultado de la elección.
Guillermo Castillo, integrante del grupo Cooperación Migrante, apoya a las bases demócratas con el reparto de alimentos a personas necesitadas, además, por medio del correo electrónico promueve el voto a favor de Joe Biden.
El migrante reconoce que de llegar a la Casa Blanca de nuevo el Partido Demócrata no será garantía de que cesarán las deportaciones o la persecución, ni mucho menos. De hecho, recuerda que en los primeros tres años del gobierno de Obama, EE. UU. deportó a 1.1 millones de indocumentados, mientras que en los primeros tres años de Trump las deportaciones sumaron 666 mil, 61% menos.
No obstante, Castillo cree que con Biden al frene del gobierno de la nación más poderosa del mundo podría retomarse la política de deportar según prioridades, según las cuales, el primer objetivo eran criminales, luego migrantes que habían cometido delitos menores y por último familias que no tienen ninguna falta más que el no contar con un estatus migratorio irregular.
Por el contrario, durante estos casi cuatro años del mandato de Trump, el objetivo ha sido identificar y deportar a cualquier migrante para lo cual en los estados republicanos han hecho alianzas con las policías locales.
De esa cuenta han tenido que regresar al país guatemaltecos que tenían muchos años de vivir en EE. UU. y que dejaron allá no solo sus bienes materiales, sino a sus hijos que por haber nacido en aquel país automáticamente son estadounidenses.
De cualquier manera, Castillo reconoce que gane quien gane, el camino para los migrantes en los próximos 10 años será difícil puesto que, empezando por la Corte Suprema de Justicia, la mayoría de jueces de cortes de apelación y de inmigración son conservadores y podrían decidir casos en contra de los migrantes.
“La esperanza más asequible es que puedan retornar las prioridades de deportación de Barack Obama, más allá de eso… Las cortes son de mayoría conservadora y eso quiere decir que va a ser un camino muy difícil para los migrantes”, subrayó.