Guatemala

“Para 2050, podría haber hasta un millón de migrantes climáticos”: experto de OIM

El cambio climático es una realidad que ya afecta enormemente al país, solo en 2020 por causas relacionadas a este fenómeno hubo más de 340 mil desplazamientos forzados en Guatemala.

Un hombre muestra el terreno donde cultivaba  granos básicos en una aldea de San Pedro Carchá, Alta Verapaz, días después de las tormentas Eta e Iota. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González).

Un hombre muestra el terreno donde cultivaba granos básicos en una aldea de San Pedro Carchá, Alta Verapaz, días después de las tormentas Eta e Iota. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González).

Pablo Escribano, especialista regional de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en migración, medio ambiente y cambio climático, conversó con Prensa Libre sobre los retos que tiene el país para mitigar los efectos del cambio climático.

El experto participó recientemente en el Primer Foro Nacional sobre Migración y Cambio Climático en donde varias instituciones convergieron para analizar cómo se puede responder a la movilidad humana en el contexto de los desastres y la degradación ambiental.

Dijo que en Guatemala la principal amenaza por el cambio climático son las sequías, seguido de los huracanes y luego otros desastres no específicos. También las inundaciones, el aumento del nivel del mar y la irregularidad de las lluvias, entre otros.

Escribano apunta que, si el gobierno no implementa políticas en el contexto del cambio climático, las migraciones por este factor se multiplicarán en el futuro.

¿Qué tanto está impactando el cambio climático en la migración?

Ya afecta la migración a nivel global, pero en particular a los países del norte de Centroamérica, que son muy sensibles a los desplazamientos vinculados con este fenómeno. Esto nos hace ponernos en la obligación de abordar el tema y desarrollar políticas públicas para evitar escenarios de vulnerabilidad y proteger los derechos de las personas afectadas.

¿Desde hace cuántos años se ha agudizado el impacto en la migración por los fenómenos climáticos?

Los eventos extremos son cada vez más frecuentes e intensos, como lo vimos en 2020 con Eta e Iota. Desgraciadamente, la tendencia es que estos irán en aumento, no necesariamente de manera progresiva, pero sí habrá más impactos por fenómenos como huracanes, tormentas y sequías que representarán más migración.

Solo en 2020 hubo 340 mil nuevos desplazamientos y cuando haya un incremento de la intensidad pues podríamos tener más.

¿Hacia donde se movilizaron estas 340 mil personas?

Este número es de todo 2020, pero en particular por los impactos de Eta e Iota. Cubren muchos escenarios, por ejemplo, hay desplazamientos internos de una comunidad afectada a otra que resultó menos afectada, también de gente que se movilizó a albergues y también de personas que se fueron a las ciudades. Es decir, estos movimientos son internos, pero, aunque no hay cifras, luego puede que hayan salido del país al no hallar soluciones de vida ni siquiera en la ciudad de Guatemala.

¿De qué manera se ven impactadas las familias o en qué momento deciden migrar?

Por un lado, tenemos desplazamientos casi directos por personas que tiene que dejar sus casas por el paso de un huracán o una tormenta. Por otro, hay escenarios en los que los desastres impactan en los medios de vida, y hay procesos de sequías que van afectando comunidades rurales y personas que poco a poco se ven en la necesidad de migrar porque las sequías no les permiten tener cultivos y las deudas que adquieren no las pueden pagar.

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En Guatemala hay un grado muy alto de agricultura de subsistencia que depende del agua de lluvia, entonces cuando hay sequías las familias se enfrentan a la inseguridad alimentaria y al no tener alimentos tienen que migrar, de las zonas rurales a las urbanas y luego al exterior.

¿Qué tanta agricultura de subsistencia hay en el país? 

Tenemos cálculos de que un 30 por ciento de la agricultura depende del agua de lluvia por lo que vemos los grandes impactos que causan las sequías y los escenarios de vulneración que crean.

¿Qué acciones deben tomar los gobiernos para tratar de reducir los impactos?

Ha habido un avance claro de los marcos internacionales sobre el tema. Tenemos recomendaciones dentro del marco de Naciones Unidas sobre el cambio climático y en el del Pacto Mundial sobre las Migraciones. Desde OIM tenemos varios enfoques importantes, el principal es prevenir la migración forzada a través de la gestión de riesgos y adaptación al cambio climático para que las personas no tengan que dejar sus comunidades. Luego, cuando hay migración, se deben respetar los derechos de las personas que están en desplazamiento, y tercero, es ver en qué medida la migración puede ser una buena solución cuando deben hacerse evacuaciones o reubicaciones.

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¿Cómo se previene la migración forzada?

Depende mucho de los escenarios locales, pero teóricamente en sequía podríamos ir mejorando la gestión del agua y prevenir que las personas tengan que dejar sus comunidades porque ya no tienen cosechas. También introducir variedades más resilientes al cambio climático para que las personas no se vean obligadas a abandonar sus territorios cuando no hay lluvia.

Comunidades guatemaltecas que sufrieron por las tormentas Eta e Iota, siguen padeciendo los efectos del clima dos años después. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

¿Quiénes son las personas más vulnerables?

Sabemos que las personas que tienen ingresos limitados van a ser más vulnerables. Sabemos que la diversificación de ingresos es importante y cuando una comunidad solo se dedica a la agricultura es más vulnerable a otra donde hay otros medios de vida en donde no sean tan dependientes de las lluvias. También hay líneas de género que son fundamentales, es decir, hombres mujeres y personas de la diversidad sufren de manera diferente los efectos del cambio climático. Finalmente, tenemos comunidades indígenas donde hay menos posibilidades de diversificación y más dependencia del clima y en consecuencia son más vulnerables.

¿Cómo deberían reaccionar los gobiernos ante el cambio climático?

Se han desarrollado pasos, pero es necesario avanzar mucho más. Hay avances en cuanto a mitigación, pero los objetivos del Acuerdo de París exigen mucho más por parte de los gobiernos a nivel de mitigación. También tenemos acciones, por ejemplo, la inclusión en el Plan Nacional de Acción sobre el Cambio Climático, pero es necesario ver cómo será su implementación. Estamos en el momento en que los gobiernos son conscientes de la gravedad del tema y de la necesidad de ponerlo arriba de la agenda, es necesario seguir acompañándolos para desarrollar actividades más concretas con resultados concretos para las poblaciones vulnerables.

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¿Qué escenario hay si estas recomendaciones no son atendidas?

Los más pesimistas nos indican que podría haber una movilidad bastante significativa en países como Guatemala. Hay estudios que nos indican que podría haber hasta un millón de migrantes climáticos para el 2050 a nivel interno. Esos escenarios nos indican procesos de movilidad mal planificados, vulnerabilidad de derechos y situaciones complicadas en áreas de destino. Por eso es que, por un lado, tenemos que prevenir y por otro pensar en la necesidad que van a tener estas poblaciones migrantes en las áreas urbanas para planificar mejor las ciudades ante la llegada de más personas que lleguen desde zonas rurales.

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