“Rechazamos la idea de que enjaular a niños trae ‘orden’ o ‘seguridad’. Esto socava nuestra sociedad civil, y es hora de que demos la voz de alarma”, declaró en un comunicado la organizadora de Justicia Migrante de Florida Student Power, Farah Al Jallad.
La denuncia de esta y otras asociaciones juveniles llega un día después de que el padre del menor informara que su hijo había sido detenido y trasladado a Alligator Alcatraz el 1 de julio por agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés), según declaraciones recogidas por el medio local Miami Herald.
Allí permaneció retenido hasta el 4 de julio, cuando los funcionarios se percataron de que no alcanzaba la mayoría de edad y lo transfirieron a un refugio para niños migrantes, donde se encuentra actualmente.
Algunas organizaciones juveniles negaron que se tratase de un error, como justificó la Administración, y reiteraron su petición de cerrar el centro, al considerar que “criminaliza a todos los inmigrantes, borra la humanidad de los niños y prioriza el castigo sobre la protección y la crueldad sobre el cuidado”.
“La detención de un menor no fue un simple error del sistema; fue un resultado predecible y evitable”, dijo Guadalupe de la Cruz, directora de programas de AFSC Florida y Semillas de Resistencia.
Este centro de detención ha recibido fuertes críticas de activistas y políticos demócratas desde su inauguración, el 1 de julio, por el entonces presidente estadounidense Donald Trump y el gobernador de Florida, el republicano Ron DeSantis.
Las más recientes denuncias se centran en las condiciones de insalubridad bajo las que viven los reclusos, que, de acuerdo con grupos civiles, han provocado la hospitalización de seis migrantes.
En particular, se ha alertado de que los migrantes duermen hacinados en carpas, bajo un intenso calor, y se ven obligados a beber agua de salidas conectadas a los inodoros, lo que incrementa el riesgo de enfermedades.