pluma invitada

Empresas familiares, “superheroínas” de la economía centroamericana

Para estas organizaciones, resiliencia puede ser un concepto nuevo en sus estrategias y procesos. Esto es su día a día.

Uno de los temas que dominan la agenda desde hace un lustro es el desafío mayúsculo que tienen las empresas de todas las industrias a nivel global para enfrentar la volatilidad económica, conflictos geopolíticos y   disrupciones tecnológicas.

Es curioso que su importancia pase desapercibida, pero es algo global, a pesar de sus increíbles virtudes.

Para estas organizaciones, resiliencia puede ser un concepto nuevo en sus estrategias y procesos; para las empresas familiares —aquellas donde los fundadores o descendientes siguen trabajando en ellas y/o poseen un importante capital social o derechos de voto— esto es su día a día.

En Centroamérica, las empresas familiares —las cuales facturan entre 60 y 70 billones (trillions en inglés) de dólares al año a nivel mundial— desempeñan desde hace décadas un papel enorme en la economía y sociedad de cada país. Es fundamental su apoyo a la educación, la atención médica y el desarrollo de infraestructura en sus comunidades.

Veamos unos datos, proporcionados por la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey: conforman más del 80% de las empresas en general, suman entre el 60 y el 80% del producto interno bruto y contribuyen con más del 70% del empleo formal de la región. La mayoría de las empresas familiares centroamericanas son pequeñas y medianas (por ejemplo: 80% en Guatemala, 90% en Honduras) y, a pesar de esta vasta presencia, algunos estudios sitúan la vida media de las empresas familiares guatemaltecas en 10 años (en El Salvador lo estiman en 18 años).

¿Cuál es el atractivo principal de las empresas familiares? Es curioso que su importancia pase desapercibida, pero es algo global, a pesar de sus increíbles virtudes operativas. Comparto algunas: las empresas familiares que tienen 25 años o menos tienden a tener una mentalidad de crecimiento audaz, aumentando los ingresos dos veces más rápido que las que no son familiares, ya que canalizan la energía empresarial de los fundadores. Sin embargo, a medida que maduran y hacen la transición hacia nuevas generaciones de liderazgo, algunas empresas familiares comienzan a pensar menos en grandes apuestas y más en preservar el valor.

Una mirada más amplia al desempeño tanto entre las empresas familiares como las que no lo son  revela mayores variaciones basadas en el tamaño, la edad y el nivel de madurez de estas empresas. Por ejemplo, las familiares (ingresos anuales de 150 millones y 5 mil millones de dólares) obtuvieron mejores resultados que las no familiares, al ser inversionistas más eficientes y generan una rotación de capital de un 10% mayor en los últimos cinco años.

¿A qué se debe? Estas familiares enfrentan menos presiones tradicionales del mercado para generar resultados a corto plazo. Su enfoque en el largo plazo y sus procesos simplificados de toma de decisiones les permiten ser más efectivas que las no familiares a la hora de identificar oportunidades de inversión que se alineen con su propósito y objetivos, actuar con decisión y asignar rápidamente recursos para aprovechar esas oportunidades.

La Fórmula 4+5 para lograr el éxito. Si bien es ampliamente conocido que las empresas familiares generan mayores retornos para los inversionistas y accionistas en comparación con otro tipo de empresas, las razones de este desempeño no eran muy conocidas —hasta ahora—. Básicamente, se concentran en las estrategias de creación de valor: son más fáciles de cambiar, de adaptarse ante retos externos e internos y de crecer rápidamente, de retener una mentalidad fresca e innovadora y de llevar a cabo óptimamente acciones estratégicas.

¿Cómo lo logran? Las empresas con mejores prácticas demuestran cuatro mindsets comunes, pero de gran importancia que les permiten mantener una ventaja competitiva: 1) un enfoque en el propósito más allá de las ganancias, 2) una visión a largo plazo y énfasis en reinvertir en el negocio, 3) una postura conservadora y cautelosa en las finanzas, 4) procesos que permitan una toma de decisiones eficiente.

Las mejores empresas familiares combinan estos cuatro mindsets con cinco acciones estratégicas para los mejores resultados y una alta competitividad: 1) diversifican activamente sus carteras, 2) reasignan dinámicamente recursos a los negocios, regiones y canales más prometedores, 3) se mantienen como inversores y operadores eficientes, 4) mantienen un enfoque incesante en atraer, desarrollar y retener talento, 5) y revisan continuamente sus mecanismos de gobernanza para garantizar un desempeño empresarial sólido a través de generaciones. A esta combinación de mindsets y acciones estratégicas la llamamos en McKinsey la “Fórmula 4+5”.

Las empresas familiares que siguen con éxito esta fórmula tienen la oportunidad de cuadruplicar su valor en los próximos cinco a diez años, reforzando su desempeño en el mercado, agudizando la ventaja de resiliencia que les ha permitido mantener las luces encendidas durante generaciones y lograr un impacto aún mayor en sus comunidades. Así, las empresas familiares centroamericanas dejarán de pasar desapercibidas… y las veremos volando en los cielos como las “superheroínas” que son para las economías de nuestra región.

ESCRITO POR:

Santiago Carbonell

Socio de McKinsey & Company