IDEAS
Tratando de contener a la hija no reconocida
Este miércoles el Comité de Mercados Abiertos (FOMC) de la Reserva Federal de Estados Unidos —la FED— anunció su decisión de incrementar la tasa de referencia en tres cuartos de punto —0.75 puntos porcentuales—, un salto que no se veía desde hace casi 30 años. Desde que se publicó el dato de que la inflación había subido a 8.6 por ciento el viernes pasado, casi todos los analistas esperaban que esa fuera la decisión que se tomaría.
Ello conllevó una montaña rusa de cambios en los mercados financieros a lo largo de la semana, cayendo la mayoría el lunes hasta llevar al índice S&P 500 a confirmar un mercado a la baja —bear market— al haber cerrado más del 20 por ciento por debajo de su pico más reciente, el 3 de enero de este año. Los mercados continuaron bajando el martes, pero el miércoles, luego del anuncio del incremento de la tasa de referencia, tuvieron un respiro y subieron un poco, para continuar su caída el jueves.
El aumento de 75 puntos básicos en una sola reunión es una señal de que los directores de la Fed podrían estar preocupados, y Powell también dijo que es probable un aumento de entre 50 y 75 puntos básicos en su próxima reunión de julio. Pero realmente no están tan preocupados, porque creen que con subir un poco más rápido la tasa de interés lograrán contener la inflación rápidamente y en pocos meses habrán capeado el temporal.
De hecho, la mayoría de las proyecciones planteadas por los ejecutivos de la FED son bastante optimistas dadas las actuales circunstancias. Powell argumenta que ello se debe a la “fortaleza” de la economía en muchos ámbitos, como por ejemplo la creación de empleo. También argumenta que esperan que la “contención de la inflación” —a través de subir la tasas de interés— no vayan a ponerle un freno a la economía.
Lamentablemente, pienso que están falseando la realidad —como lo han hecho los últimos dos años en los que “echaron a andar la maquinita” a más no poder—. Después de la inmensa emisión monetaria que hicieron —no solo en Estados Unidos, sino en la mayoría de los países desarrollados— es absurdo creer que el problema se resolverá fácil, sin tener que pagar mayores consecuencias.
' Lo peor de todo es que los banqueros centrales, como buenos políticos, fingen demencia y le echan la culpa al que se les ponga enfrente.
Jorge Jacobs
Primero dijeron que la inflación sería transitoria, luego que se resolvería con subir un poco las tasas de interés, luego que ya estaba cediendo, y ahora que vieron que no hay tales, metieron el freno de mano subiendo las tasas los tres cuartos de punto. Pero el problema persistirá, con el agravante de que la “solución” será tanto o más mala que el problema, llevando a muchas personas y empresas a la quiebra en medio de una recesión.
Lo peor de todo es que los banqueros centrales, como buenos políticos que son, fingen demencia y le echan la culpa al que se les ponga enfrente —el covid-19, la cadena logística, Putin— sin reconocer nunca la gran responsabilidad que han tenido en el asunto. Eso sí, se quieren presentar como los héroes que van a resolver los problemas, supuestamente creados por otros. De allí que ahora, en todas partes los banqueros centrales están subiendo las tasas de interés para tratar de resolver el problema que ellos mismos ayudaron a crear, pero cuya paternidad ocultan.
Todo lo que me lleva a argumentar que lo más sano es que los bancos centrales no intervinieran tanto en la economía, aunque eso a su vez pasa porque los gobiernos no gastaran tanto como gastan. Lamentablemente, ambas premisas están tan alejadas del sistema actual que es difícil siquiera imaginarlo, pero ello no debe desincentivar seguir insistiendo en los errores que tiene el sistema actual, que nos lleva a estar repitiendo cíclicamente —más en espiral— los mismos errores, con consecuencias cada vez más complicadas, hasta que el sistema ya no dé más.