DE MIS NOTAS
Congreso científico para salvar Atitlán
Domingo 28 octubre 2017 DC./ Mientras tecleo esta columna, tengo como testigos de este escribiente a dos gigantes con quienes hemos cultivado, más que una relación, una amistad íntima de larga duración. Me han acompañado en mis días de tristes grises y también en los soleados momentos cuando he cantado de contentamiento y felicidad en el alboroto familiar.
Sosteniendo al San Pedro y al Tolimán, como si estos colosos volcánicos fuesen sus pechos elevándolos al cielo, los sustenta con su cuerpo de acuático nuestro querido Ati. El lago más bello del mundo.
Resulta que entre todos los cizañudos jodiendo el trigo para que no crezca, Ati tiene amigos. Muchos amigos que han cooperado en algún momento u otro cuando oíamos sus gritos clamando el pronto auxilio. En la medida de lo posible lo hicimos. Columnas, programas de televisión, visitas de científicos, siembras de tul, limpiezas de basura, construcción de pilas, reuniones en diversas oficinas, visitas a las vicepresidencias de turno para tocar la puerta —en muchos momentos empujándola con insistencia, porque la burocracia y los incentivos perversos de siempre asfixian el momentum y se hacen popó en todos los que quieren abrazar la causa.
La lista es grande, y aunque los nombres sobran, la Asociación Amigos del Lago de Atitlán ha liderado el compromiso, la dedicación y las acciones a un nivel trascendente, tan concreto, como este Congreso Científico de la semana pasada, para dar a conocer un proyecto, que es la culminación de una inmensa cantidad de trabajo, consultas, mesas de diálogo informando a las autoridades ancestrales, alcaldes y a las comunidades de la realidad del lago; de los 600 litros por segundo de caca entrando día y noche, más la materia orgánica de las cientos de toneladas que la cuenca desfoga en el lago. Están conscientes. Y están de acuerdo con una solución integral. El gobernador Alberto Chumil ha sido un importante aliado para integrar a todas las comunidades.
“El objetivo general del proyecto es “Salvar el Lago de Atitlán eliminando completamente el Ingreso de las Aguas Residuales Generadas en los Poblados Principales de la Cuenca antes del 2020”. Este objetivo puede lograrse mediante el diseño, planificación, construcción y operación de un sistema integral que canalice, conduzca fuera de la cuenca, trate, aproveche para generación de energía —hidroeléctrica y metano—, venta de bonos de carbono y riego las aguas negras generadas por los poblados de la cuenca del Lago de Atitlán.
Es imperativo que el manejo de aguas residuales dentro de la cuenca se enfoque en la eliminación de la entrada de nutrientes y patógenos al lago. Esto puede ser alcanzado únicamente a través de dos alternativas: El uso de plantas de tratamiento sofisticadas y costosas; o exportar las aguas residuales fuera de la cuenca con su tratamiento posterior y reutilizar en la agricultura.
Las alternativas fueron comparadas en un análisis de ciclo de vida que incluye los costos de construcción, consumo de energía para operación, producción de energía por turbinas hidroeléctricas y producción de metano, valorización de nutrientes y reutilización de agua en la agricultura, y venta de bonos de carbono por la utilización del metano.
Los resultados muestran que la alternativa 2 es un productor neto de energía, permitiendo que el sistema completo sea energéticamente sostenible. Además, los nutrientes pueden ser valorizados en la alternativa de exportación y utilizadas para regar hasta 4,500 hectáreas de agricultura fuera de la Cuenca. Esta valorización para reutilización es un componente clave de sostenibilidad”.
Al cierre del Congreso Científico, se le entregó al vicepresidente el proyecto respaldado por los científicos de renombre internacional y con la bendición de todas las comunidades.
alfredkalt@gmail.com