EDITORIAL

Cierre fronterizo es paliativo, no solución

Una coincidencia incómodamente obvia se dio cuando el gobierno de México anunció de forma unilateral el cierre de sus fronteras para el tránsito terrestre considerado “no esencial”, con el argumento de la pandemia, precisamente el mismo día en que trasciende el envío a ese país de 2.5 millones de vacunas donadas por Estados Unidos, precisamente en momentos en que se vive un repunte de migrantes provenientes del Triángulo Norte, posiblemente acicateados por infundadas expectativas sobre la gestión de Joe Biden.

No es la primera vez que el covid-19 se usa como pretexto para tratar de frenar el éxodo, como tampoco es la primera ocasión que tal medida fracasa debido a la porosidad de los 965 kilómetros de frontera entre Guatemala y México. Los puestos aduanales y tramos vigilados son una fracción de un territorio en el que priva la ausencia casi total de Estados, razón por la cual pululan grupos delictivos y sintomáticos rezagos de desarrollo.

Si bien la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, intentó desvincular las vacunas de la acción unilateral mexicana, su respuesta no fue convincente e hizo alusión a diálogos diplomáticos paralelos en distintos niveles, con México, Canadá y Asia. No hubo mención alguna del Triángulo Norte, área estratégica para la geopolítica de la potencia, aunque esto pueda deberse a otros criterios, como la caída en desgracia política del mandatario hondureño o la desatención del gobierno guatemalteco hacia aspectos de tácito interés para EE. UU.

La reanudación, hace justo un mes, del trámite de más de 25 mil solicitudes de asilo de migrantes que permanecieron en México a la espera de una resolución pudo haberse convertido en uno de los detonantes del desplazamiento de indocumentados, motivados por engañosos argumentos de tratantes de personas. En febrero la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, en inglés) reportó la detención de cien mil personas frente a 78 mil en enero.

En la práctica, el gobierno de Biden estaría avalando una política similar a la de su predecesor, al tornar a México en muro terrestre, una acción que el presidente Andrés López Obrador criticó cuando estaba en la llanura y a la cual se plegó con Trump en el poder. Si bien oficialmente no se confirma el pacto de vacunas por bloqueo, la coincidencia de anuncios sugiereel arreglo a corto plazo.

Se dice de corto plazo porque si hubieran existido conversaciones reales antipandemia, Guatemala debía se parte o al menos saber algo de ellas. La exclusión solo refleja inefectividad de la política exterior guatemalteca, incapaz de defender el respeto a los derechos humanos de connacionales y que ayer se enteró, junto a todo mundo, del cierre vigente desde hoy. La retórica de integración mexicoguatemalteca queda en entredicho, pues las medidas unilaterales debilitan cualquier intento de desarrollo en lo que el escritor Mario Monteforte Toledo llamaba “la frontera móvil”, por el intenso tránsito de personas, mercancías, capitales e incluso culturas que se da entre los dos países. Si el actual gobierno mexicano en verdad quiere marcar un cambio, bien haría en tener una mayor integración con Guatemala. De lo contrario solo se puede ver una emulación del trato que EE. UU. manifiesta hacia ellos. Por otra parte, la potencia del Norte debe retomar con fuerza los planes para impulsar el desarrollo productivo en comunidades guatemaltecas, el cual constituye la única alternativa funcional a largo plazo para frenar la salida de más migrantes.

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