EDITORIAL

Comandos futuristas

Es necesario que el Estado de Guatemala comience en serio a fomentar la excelencia académica en todos los campos, pero sobre todo en la tecnología digital.

No, este texto no se refiere a ningún tipo de táctica policial o militar. Al decir comando se evoca la instrucción codificada que hace posible la ejecución de la acción automatizada de un robot. En la ciencia de la robótica intervienen diversas disciplinas: la ingeniería mecánica, el diseño industrial, la matemática, la física y, por supuesto, la programación informática; una conjunción de saberes y habilidades que posibilita el avance productivo e industrial en muchos campos.

 En Guatemala existe abundante talento joven en robótica, y prueba de ello es el proyecto Balam, que promueve la innovación y la propuesta de soluciones a desafíos cotidianos que pueden abordarse mediante la automatización de procesos. Conjuntamente, se desarrolla el Encuentro Nacional de Robótica, que en este 2024 cumple una década de efectuarse. Es una convocatoria que reúne a equipos de estudiantes de primaria, secundaria y diversificado, quienes  “aprenden haciendo”, en un formato competitivo que estimula los criterios de solución y trabajo colaborativo.

Este año, el formato de competencia se amplió para permitir la participación de niños desde los 11 años, de planteles educativos privados y públicos. Se calcula que serán más de 12 mil los inscritos en el gran Encuentro de Robótica de este año, un evento que va mucho más allá de la simple novedad, puesto que sus ganadores tienen la oportunidad de proyectarse a nivel internacional. En el 2023, estudiantes guatemaltecos, participantes en un torneo de robótica en Singapur, lograron colocarse entre los 10 primeros lugares, una prueba más de la veta científica existente en el país.

Ahora bien, es necesario señalar que, a menudo, las limitaciones burocráticas, la miopía gubernamental y las barreras económicas ponen en riesgo o impiden el hallazgo de esas mentes brillantes guatemaltecas que podrían cambiar el curso de la historia de sus comunidades y también del país mismo. Es una tarea de los docentes, directores, supervisores y de todo el aparato educativo estatal identificar esos potenciales y buscar vías para su desarrollo pleno, mediante becas, provisión de materiales e intercambios internacionales.

Japón es una potencia mundial en el desarrollo digital, electrónico y, sobre todo, de la robótica para múltiples usos. Pero en 1968, dicha nación estaba a cero en ese campo. En ese año se firmó un acuerdo entre el estadounidense Joseph F. Engelberger, considerado el padre de la robótica, y la firma Kawasaki, para la creación de robots tipo Unimate —el primer mecanismo automatizado usado en la industria de fabricación de vehículos—. Aquel fue el detonante de un desarrollo industrial, educativo y cultural que hasta la fecha no solo sigue en marcha, sino que marca vanguardias.

Es necesario que el Estado de Guatemala comience en serio a fomentar la excelencia académica en todos los campos, pero sobre todo en la tecnología digital. El país, por su ubicación geopolítica, tiene el inmenso potencial de ser un auténtico hub de negocios, pero también de desarrollos en el plano informático y robótico. Países como Costa Rica han aprovechado desde hace décadas este posicionamiento, pero es tiempo de tomar la delantera regional, y el primer paso es dar a conocer a los niños y jóvenes que pueden programar los comandos del futuro.

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