EDITORIAL

Coyuntura demanda integridad

En una atmósfera enrarecida por la divulgación de visitas —de diputados, postuladores e incluso aspirantes a magistraturas— al sanatorio en donde estaba recluido el empresario y operador político Gustavo Alejos Cámbara, las cuales ocurrieron mientras se desarrollaba el proceso de selección de nóminas para salas de Apelaciones y Corte Suprema de Justicia, una revelación obligó a unos a esconderse, a otros los puso a dar excusas basadas en llamativas coincidencias y otros más optaron por la supuesta táctica política de hacer explotar la bomba para que no estalle otra vez y terminaron diciendo que sí recibieron sugerencias de nominados o que son amigos de larga data de Alejos y por ello lo visitaron en su convalescencia.

Hasta ahora se desconoce la profundidad de la injerencia o los compromisos ya amarrados, pero en todo caso el remezón tuvo algunos efectos inusitados en la etapa final de la postuladora de CSJ, puesto que varios comisionados comenzaron a optar por excusarse de votar a causa de conflicto de interés. No fue fácil ni sencilla la finalización del listado, cuya entrega a la Dirección Legislativa se contemplaba para anoche mismo.

La estafeta pasa ahora al Congreso de la República, en donde aparentemente ya existía un pacto por magistraturas de ambas cortes, que constituyen sendos botines de poder e influencia. Sin embargo, el sacudón del martes 18 de febrero podría conducir a una reconsideración en las bancadas y una recolocación de las fuerzas políticas, sobre todo porque hay 110 diputados nuevos que tienen sobre sí la expectativa de cambio manifestada en las urnas y que, en conjunto con el resto, están bajo la mira de la ciudadanía.

Por respeto a la institucionalidad y en favor de la certeza jurídica, el proceso legislativo de selección no solo debe ser público, sino también individual. No se debe repetir el contubernio protagonizado por los extintos partidos Patriota y Líder en 2014, el cual determinó listados previos mediante los cuales se repartieron nombramientos de patrocinados y allegados.

La integridad es el valor clave que debe privar en este proceso que determinará la cúpula del Poder Judicial, que no solo deberá encargarse de conducir una reforma responsable, funcional y apolítica, sino de responder con resultados concretos a la población respecto de la reducción de mora judicial, agilización de procesos y una mayor garantía de independencia. Por otro lado, la detención de Alejos dejó indicios interesantes como listas con nombres de aspirantes a medio quemar o bien un curioso mosaico de nombres y símbolos partidarios que sería otra de esas “casualidades” sorprendentes si llegara a coincidir con determinadas alianzas que confirmarían lo que ahora solo son indicios.

A mediano plazo, la gran prioridad nacional de la justicia debería centrarse en tres pilares: un diálogo asertivo, sistematizado y vinculante sobre los aspectos por cambiar en la conformación de las cortes y del régimen disciplinario del OJ. Segundo, la revisión rigurosa de la formación académica, técnica y ética de los abogados, así como los mecanismos de definición de los titulares de dicho colegio profesional, para que ya no sea a base de cerdos asados y edecanes que se busque ganar las elecciones, sino mediante debate intelectual de altura; y en tercer lugar, pero no menos importante, la ciudadanía debe recuperar el interés por lo que ocurre en el sistema que garantiza la defensa de todos y cada uno de sus derechos.

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