EDITORIAL
Democracia supera su más dura prueba
A 143 días de haber sido electos por la ciudadanía en segunda vuelta se llegó la fecha de asumir para el presidente Bernardo Arévalo y la vicepresidenta Karin Herrera. El oficialismo saliente y varios diputados depurados se encargaron del dudoso honor de retrasar la juramentación de la décima legislatura mediante una antojadiza comisión de “revisión de credenciales”, electa a dedo y con olor a saboteo. Pasadas las 16 horas de ayer, se marcaba el final del período legal de los diputados salientes, incluyendo a Javier Hernández, quien presidía tal instancia.
Tuvo que interponerse un recurso de debida ejecutoria para que la Corte de Constitucionalidad —que debía actuar de oficio mucho antes— requiriera información al Congreso sobre el cumplimiento del amparo definitivo otorgado el 14 de diciembre que “conminó” —ese fue el verbo usado— a dar posesión sin obstáculos a todos los funcionarios oficialmente electos el 25 de junio y 20 de agosto. Se intentó impedir la juramentación del diputado Julio Héctor Estrada y el reconocimiento de la bancada Semilla. Pero en la elección de directiva la excanciller Sandra Jovel, del partido Valor, perdió ante la planilla encabezada por Samuel Pérez, que obtuvo 92 votos, la cual revirtió la exclusión de Estrada y de la nueva bancada oficialista.
En cualquier forma que se vea, la vergüenza que han hecho pasar a Guatemala ante el mundo la llevarán estampada perennemente los autores y ejecutores de esta dilación inútil, desagradable, innecesaria e inviable. Afortunadamente, la comunidad internacional, físicamente presente a través de los invitados a la toma de posesión, se solidarizó graníticamente a favor del respeto a la voluntad del pueblo de Guatemala, de quien emana la soberanía y el poder público.
Hubo un vasto despliegue policial alrededor del hemiciclo y el Palacio Nacional. Aunque la mayoría de los ciudadanos reunidos, provenientes de diversas regiones del país y zonas capitalinas, mantuvieron la serenidad, el civismo y la dignidad. Sí hay que lamentar la actitud de un grupo que forcejeó para romper el cerco de agentes y dejó algunos heridos. En todo caso, la historia guatemalteca registra ya que Bernardo Arévalo es el primer hijo de un exmandatario guatemalteco, Juan José Arévalo Bermejo, en llegar a la primera magistratura por la vía democrática. También es el primer presidente electo sometido a un asedio legal por parte del Ministerio Público, pero solo después de haber pasado al balotaje, pues antes de ello no lo tenían en el radar ni el oficialismo ni sus rancios adláteres, incluyendo partidos eliminados por no obtener ni el 5% de votos.
Además de proceder con la juramentación del nuevo binomio al frente del Ejecutivo, el partido Semilla se encuentra ante el desafío de mantener la alianza multipartidaria que le ganó la directiva. Su ventaja en este momento radica en los anticuerpos generados por el partido del ahora expresidente Alejandro Giammattei, pero también por la excandidata presidencial, otra vez perdedora, Sandra Torres.
Durante su investidura, el ahora presidente, César Bernardo Arévalo de León, ovacionado a su ingreso, reiteró los ofrecimientos en campaña y trazó los objetivos de su administración. La expectativa ciudadana es alta y ello constituye el mayor reto para el nuevo gobierno que, al menos en los próximos cien días, comience a dar los primeros pasos concretos en la implementación de su plan de gobierno. Resulta importante decir a todos los partidos políticos que la campaña hace mucho terminó y que la prioridad es el bien de Guatemala y de los guatemaltecos.