EDITORIAL

Deseamos una noche de paz, luz y amor

Se conmemora esta noche la venida de aquel que es Camino, Verdad y Vida, para confortar a quienes están cansados y agobiados.

De Navidad a Navidad hay tantos cambios, sobre todo ausencias que en la Nochebuena se hacen más sensibles: el familiar distante porque radica en Estados Unidos y no puede viajar desde hace cinco, 10, 20 años. La tecnología suple la imagen y el audio, mas no el abrazo ni la convivencia. O, quizá, es una ausencia perpetua, cuando ese ser querido ha partido hace meses, hace días o hace años. Nuestro mayor deseo de fortaleza y paz a las familias guatemaltecas que lloran un luto, quizá por un percance vial, por la violencia o por enfermedad. Se conmemora esta noche la venida de aquel que es Camino, Verdad y Vida, para confortar a quienes están cansados y agobiados.

Pero, a pesar de todo, hasta los políticos fariseos, los guatemaltecos son fuertes, resilientes, estoicos incluso, y esta noche se reúnen  familias y amigos a compartir la velada en espera del abrazo de medianoche. Esa “¡feliz Navidad!” que se puede expresar con toda la voz, con todo el corazón y el mejor deseo de volver a vivir una ocasión igual dentro de 365 días. De volver a decorar la casa e instalar el tradicional belén.

Es un honor y una satisfacción para Prensa Libre seguir promoviendo la tradición de las escenas de la Natividad, que fue impulsada fuertemente hace más de tres siglos y medio por el Santo Hermano Pedro de Betancur, allá en Santiago de los Caballeros, donde solía portar al Divino Niño en un sombrero, poco antes de colocarlo en el humilde pesebre, que adornaba con tanta delicadeza. Es impresionante constatar cómo tal dedicación se renueva con creatividad e incluso con innovación tecnológica, sin perder su esencia. Este año, el tradicional concurso de belenes tuvo un récord:  127 propuestas; cada una de ellas, una obra de arte, amor y fe.

Como en ediciones anteriores, un grupo de editores de este diario analiza todas las propuestas, cada una identificada con un número. No saben quién es su autor ni de dónde procede el nacimiento. Se definen cinco finalistas que son sometidos a criterio de los lectores, quienes votan en línea. Nuestra portada de hoy se engalana con la hermosa recreación de la Natividad de cinco metros de ancho y tres de fondo, elaborada por la familia Mazariegos Hernández, de la zona 9 de Quetzaltenango, presidida por un misterio que tiene medio siglo de permanecer en su hogar. El segundo y tercer lugares no fueron menos deslumbrantes, con lo cual se demuestra la capacidad de inventiva chapina alimentada por la devoción al Niño Jesús, que llegó al mundo para predicar amor.

Y, en efecto, a lo largo de todo el año está abierta una exhortación, que en Navidad se refuerza: la de compartir con los menos favorecidos, en formas muy sencillas y en la medida de las posibilidades: donar comestibles a familias en dificultades económicas, visitar a los enfermos para brindarles la sensación de cercanía y esperanza, obsequiar juguetes a niños en situación de calle, aportar a asilos de ancianos.

Por ello, siempre conmueve cómo, a pesar de la distancia, migrantes guatemaltecos se las ingenian para patrocinar convivios y repartos de obsequios, en áreas rurales y urbanas, sin otra intención que la de poner en acción los valores cristianos. Algunos entregan mochilas con útiles escolares ante el próximo ciclo lectivo e incluso propician el equipamiento de laboratorios digitales escolares, con la esperanza de que germinen así las inteligencias que sacarán a Guatemala del atolladero en el que la han metido ambiciosos Herodes. Por ello, deseamos en este día una feliz Navidad y paz a los guatemaltecos de buena voluntad.

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