EDITORIAL

Desigualdad agravada por tardía gestión

Es notorio el avance de la vacunación en varias potencias mundiales, gracias a la capacidad económica y al tamaño de su población, lo cual les permitió avanzar en negociaciones con casas farmacéuticas. Las compras voluminosas comprometieron buena parte de la producción inicial, y ante esa realidad muchos países pequeños o pobres —incluso con decenas de millones de habitantes— han tenido que sentarse, con total desventaja, en la sala de espera.

El mecanismo Covax, de la ONU, se anunció como un esfuerzo global para tratar de brindar un acceso más equitativo a dosis de inmunización. Sin embargo, a causa del exceso en la demanda y una oferta limitada, los escenarios optimistas planteados en diciembre han pasado a la dura realidad de un febrero que feneció en Guatemala con una espera aliviada tan solo por la donación de cinco mil dosis de parte de Israel y otras cien mil entregadas sin costo por India, aunque la administración de las dosis todavía se produce entre confusión y desorganización.

Los síntomas de improvisación son múltiples: tardía negociación para adquirir vacunas directamente de fabricantes, falta de una ley de vacunación, poca importancia otorgada al tema en el Congreso, dominado por la alianza oficialista; la ausencia de capacitación oportuna para el personal a cargo del sistema informático de Salud y, ahora, los desfases de aplicación a personal administrativo de hospitales. Falta, además, la vacunación de policías, bomberos y también de personal de industrias claves como el turismo, que solicitó ser incluido, sin respuesta. La misma Cámara de Comercio cuestionó la veracidad de los planes provistos por el Ejecutivo y señaló su impacto directo en las proyecciones productivas.

El presidente Alejandro Giammattei, en su calidad de médico, debió haber demandado ya, con la energía que le caracteriza para otras intervenciones, una clara y detallada exposición sobre los planes para subsanar las confusiones actuales, la programación de las siguientes fases de inmunización, pero no con croquis abstractos, sino con las bases de datos de ciudadanos, por grupos de edad, localidad y condiciones de riesgo, a mano. Si hace falta algún tipo de registro o acreditación de tal condición, respaldada por médicos, hospitales o el Seguro Social, debe comenzar a plantearse desde ya y no esperar a que el asunto se convierta en una crisis.

Para hoy se espera la llegada de un lote de 81 mil 600 dosis, parte del compromiso con Covax, que representan casi un 10 por ciento del total anunciado por el mandatario en enero pasado. O le dieron mal el dato o simplemente promocionó una gran cifra que sería entregada por partes. En todo caso, ya para entonces también estaba retrasado el pedido directo a productores, en lo que sí pusieron atención países como El Salvador, Costa Rica y Panamá, los cuales continúan recibiendo los embarques solicitados.

Cabe cuestionar finalmente si acaso hay nombres responsables, individualizados, de esta tardanza que puede llegar a resultar crítica o incluso mortal en las proximidades de un descanso de Semana Santa para el cual ya se aportaron algunas vacunas para administrarlas a los salvavidas, con la única diferencia de que no es el mar el mayor peligro para los potenciales bañistas, sino el ritmo de contagios que apenas ayer se reportó de 800 en un día y con una preocupante baja de pruebas, a pesar de que 180 municipios están en alerta roja o naranja.

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