EDITORIAL

Jubilosa bienvenida al papa León XIV

Con un mensaje de paz y unidad abrió su pontificado León XIV.

Con un mensaje de paz y unidad abrió su pontificado León XIV, el papa 267, electo en el segundo día del cónclave. Se esperaba un plazo de semanas, pero, sin duda alguna, la convicción del Colegio Cardenalicio era dar a la Iglesia Católica un nuevo pastor, según la inspiración de Dios traducida en solo cuatro rondas de votación, una señal de consenso y de rumbo esperanzador de cara al futuro. La designación del cardenal Robert Francis Prevost Martínez, nacido en Chicago y de padres con ascendencia migrante —como tantos estadounidenses—, fue una feliz sorpresa para muchos y a la vez deja entrever   una posible continuidad del legado de Francisco.

Prevost dirigía desde 2023 el Dicasterio para los Obispos, designado por el propio Francisco. Fue esa misión la que lo llevó a salir de Perú, donde trabajó por más de tres décadas, incluyendo su etapa como obispo de la diócesis de Chiclayo. Asumió este cargo en 2015 y por ello se naturalizó peruano, una conexión latinoamericana que también lo une con su antecesor. León XIV habla perfecto el español y fue llamativo su saludo a Perú tras su primera alocución en italiano. No dijo nada en inglés.

El presidente Donald Trump celebró la elección, solo días después de la estrafalaria publicación de una imagen   suya —generada con inteligencia artificial—  con ornamentos papales, lo cual le valió el reclamo del cardenal Timothy Dolan, quien le espetó: “No se burle de nosotros”. Trump dijo que solo era una broma. En todo caso, fueron serios los comentarios de Prevost, aún como cardenal, al cuestionar las políticas migratorias trumpistas. El 3 de febrero le enmendó la plana al vicepresidente de EE. UU., por citar un texto religioso para justificar la campaña antimigrantes. “JD Vance se equivoca: Jesús no nos pide que jerarquicemos nuestro amor por los demás”, tuiteó Prevost entonces.

En una iglesia con grandes desafíos, en un entorno internacional convulso, con guerras e intolerancias, le tocó asumir al papa León, el primero que tomó tal nombre, en el año 440. Con Atila el bárbaro a las puertas de Roma, salió a su encuentro para convencerlo de que no invadiera el lugar. La tradición, brillantemente representada por una pintura de Rafaello Sanzio —ordenada por el papa León X— es que Atila se retiró al ver que los mismísimos San Pedro y San Pablo, espadas en mano, se aprestaban a ayudar en la defensa de la Santa Sede.

  El nuevo sumo pontífice es el primer integrante de la orden de los agustinos —seguidores de la enseñanza de San Agustín de Hipona— en ser nombrado papa. Allí entra otro paralelismo inevitable de la historia: fue el papa León X, ya mencionado, quien declaró la excomunión de Martín Lutero —también monje agustino—, impulsor del movimiento de la Reforma, que tuvo sus propias causas y dinámicas en el siglo XV. No deja de ser llamativo que un religioso de dicha orden ocupe ahora la cátedra de San Pedro.

Dada la línea de sus discursos como obispo, en los que criticó la corrupción, la violencia, los rezagos en el desarrollo educativo y la falta de atención a las comunidades más necesitadas, se espera que el papa León XIV mantenga a los pobres como una prioridad, igual que Francisco. Lo cierto es que, a partir de ayer, su vida, perfil y palabras adquirirán un nuevo carisma, no solo para los mil 500 millones de católicos, sino para todo el mundo. “La paz esté con todos ustedes”, fueron sus primeras palabras ante una Plaza de San Pedro rebosante de fieles. Y luego esbozó algunas de las líneas que seguirá, especialmente el llamado a la evangelización y a la caridad. Otro paralelismo, su antecesor de nombre, León XIII —papa de 1878 a 1903— escribió la encíclica Rerum Novarum, que inauguró la doctrina social de la Iglesia.

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